Opinión

De Lady nada, macarra a secas

María Teresa Jardí

A pesar de que “... Interjet anunció una investigación interna por la inaceptable publicación de una de sus pilotos, quien, en el contexto de los festejos por la Independencia, planteó que una bomba debería caer en el zócalo (de la Ciudad de México) ... nos haría un favor a todos..., publicó en redes sociales Ximena García, primera oficial de la aerolínea. Su cargo es el segundo en jerarquía durante un vuelo tras la comandancia...”, se informa en los medios.

Deseos, compartidos por escrito, de asesinar personas inocentes que, en medio de una verbena popular –no acarreada–, esperaban el grito. O peor aún, llamados a que otro fascista se anime a hacerlo. La intención genocida es clara. Lo escrito, en el mejor de los casos, es invitación al terrorismo y sin duda apología del delito, amén de poca inteligencia y cero cordura.

¿Realmente una persona estúpida, en el mejor de los casos, de mala entraña, posiblemente, que expresa por escrito su deseo de cometer un genocidio debe ser premiada llamándola lady de lo que sea? De lady nada, macarra a secas. Mal habla de los mexicanos que permitamos que se la conozca como “Lady bomba” ¿dándole el gusto de alargar sus quince minutos de perversa fama?

A pesar de que es de esperar que esa mujer que desea cometer uno de los actos más abominables: echar bombas encima de gente inocente, de entrada será efectivamente corrida de su trabajo. Trabajo que por otro lado es evidente que odia. No es suficiente. Y no se trata de ir en contra del derecho de expresión. En absoluto. Todo el mundo tiene derecho a expresar lo que quiera.

Pero Ximena García, primera oficial de la aerolínea Interjet, tendría que ser investigada por las repercusiones racistas y xenófobas que puedan traer al país lo escrito por ella. Sus nexos con la derecha y los conservadores tendrían que ser desmenuzados antes de que algo de esa magnitud ocurra.

Y no se trata de ir en contra de la libertad de expresión, repito. Cada quién puede pensar lo que quiera. Pero lo escrito por esa mujer, ...secundado por otra tripulante de aeronaves. “...Yo te apoyo”, escribió desde su perfil de Facebook Gabriela García Garza (sic), según circuló en redes sociales. Respecto de esta persona hay versiones encontradas sobre si trabaja en Aeroméxico o también en Interjet..., debe alertar al gobierno encabezado por AMLO. Lo escrito por esta mujer no puede dejar de remitirnos a lo ocurrido en Morelia una noche de triste recuerdo –mientras que la que la molestaba a ella era de gozo– que también un 15 de septiembre tan malos augurios significó para los michoacanos.

Más allá de que los mexicanos en un acto se sensatez, recuperada, tendríamos que dejar de usar esa aerolínea en tanto no se hagan todas las investigaciones que amerita lo escrito por su empleada.

Y aprovecho para compartirles que nunca he entendido que a los y las macarras (no encuentro una palabra que los defina mejor, aunque en Internet, como sinónimos, encuentro entre muchos más: matón, ordinario, vulgar, jactancioso, bestia, bruto, rufián, malhechor, violento, persona cruel...), nunca he entendido que se les llame lord o lady cuando a todas luces se destacan como personas crueles, malcriadas, maleducadas..., que se sienten y creen por encima de los otros. No merecen las mujeres que se exhiben –ni los hombres cuando es el caso– como amenazas sociales que se les dé ese trato, que, aunque devaluado, remite a un dejo de envidia por los que tienen, como si tener fuera ser. Pero menos aún lo merecemos el resto de mujeres y de hombres que luchamos cada día por sabernos y ser mejores personas. Devalúa a los mexicanos calificar como lady o como lord a los que sólo merecen desprecio. Pobres seres anónimos que no resisten pagar el precio que sea para alcanzar 15 minutos de fama que no van a tener de otra manera.

En cambiar nuestro léxico está también el cambio que el país necesita a la construcción de otro mundo mejor.