Opinión

Las luchas sociales en Morelos

Hugo Carbajal Aguilar

* Correo del Sur* La relevancia de Don Sergio

Estas reflexiones de año nuevo –que ahora se hacen públicas– no pretenden ser sólo un recuerdo un tanto cuanto nostálgico de lo que se hizo, se pretendió hacer o de lo que se dejó de hacer. La pretensión tiene que conducirnos a la recuperación del camino, si es que se ha perdido como parece ser en estos últimos tiempos. Porque, si estábamos haciendo bien las cosas las condiciones de ahora, más de 30 años después (por decir algo), bien podrían ser mejores. Hay muchas más preguntas.

Esto es un memorioso apunte sobre las luchas morelenses en el contexto nacional e incluso continental, el papel de los movimientos populares, los sindicatos, las Comunidades Eclesiales de Base, el Obispo Don Sergio, por supuesto, y la tarea cumplida por el Semanario Correo del Sur como el único medio que dio cuenta de estas luchas.

¿Por qué, si había tantos militantes, tantos hombres y mujeres distinguidas participando en las diversas luchas –sindicales, estudiantiles, de colonos, de campesinos– no obtuvimos algunas de las metas planteadas? ¿O no teníamos metas planteadas? Deberíamos hacer objetiva y francamente un recuento de los daños, en plan autocrítico, sin ambages, sin reticencias y, sobre todo, sin resentimientos mal asimilados o rencores peor digeridos.

Revisar por ejemplo el papel de las Comunidades Eclesiales de Base que se fueron constituyendo como un bastión popular. Grupos de reflexión que a la luz de la palabra, como bien se decía, y con la herramienta del análisis estructural de origen y carácter marxista cobraron conciencia crítica en y para su participación en la urgente necesidad de la transformación radical de esta sociedad. Con ellas, en acompañamiento pastoral, el papel de los sacerdotes comprometidos cuya fe y cuya lectura del Evangelio les orilló a tomar partido.

El papel de los sindicatos combativos: Rivetex, Textiles, NISSAN, IACSA, el SNTE de mujeres y hombres combativos. El papel del FAT con la participación de Arturo Alcalde, Bertha Luján, Margarita Marrufo, Alfredo Domínguez Araujo y Alfredo Domínguez Marrufo, ahora Subsecretario del Trabajo y de la Cooperativa Bandera con Pedro Romero Gómez, de feliz memoria…

El papel y trabajo de las mujeres que en torno a CIDHAL participaban activa y comprometidamente.

El papel de los Partidos Políticos: El PRT que colaboró en distintos movimientos (feminismo, comunidades de base, Correo del Sur), el PMT, compañero en diversas luchas, el PSUM antes de transformarse en el PRD, partido colaborador del régimen que es hoy y que se organiza bajo el esquema de chantajes. Este último partido, PRD, fue aquí, en Morelos, conformado por militantes de lo que era entonces la Izquierda. Morelos fue el único estado en el que el PRD no se constituyó con ex priístas ni con ex gobiernistas ni con ex derechistas, como es y está hoy.

Por supuesto la figura de Don Sergio en torno al cual giraban muchos de estos movimientos en cuanto a su identificación y compromiso cristiano. De ahí las notas calumniosas infundadas de responsabilizarlo de muchos movimientos de protesta, populares, sindicalistas.

En este punto el Semanario Correo del Sur se transformó en órgano de difusión, de comunicación y, más de una vez, en órgano convocante de eventos significativos. Correo del Sur fue significándose poco a poco y casi por evolución natural en un medio popular, objetivo y parcial. Se configuró a sí mismo como un medio de expresión y comunicación popular que dio cuenta de las más relevantes luchas populares y sindicales de distintos grupos de trabajadores: Rivetex, Textiles, NISSAN, SUITIAC así como el movimiento magisterial del SNTE en el inicio de los 80s.

Esa toma de posición le ganó a este semanario la enemistad y el encono de algún gobernador de pésimo recuerdo como Armando León Bejarano, quien jamás se tomó la molestia de aclarar nada, antes al contrario envió más de una vez a la policía judicial a la gigantesca oficina del periódico con el fin de hacer amenazante presencia.

Con Lauro Ortega CdS recibió ofertas varias e interesantes: el pago completo de sus deudas y de las ediciones; el pago completo a todos y cada uno de sus colaboradores; la compra del papel, la renta de su local. Todo. Por supuesto aquí se incluía la tácita y perfectamente entendible condición de bajar el tono de la crítica y la crítica misma hasta eliminarla por completo.

Dos ejemplos.– Los habitantes de Tepoztlán denunciaron el propósito gubernamental de convertir a ese su pueblo en un polo de mayor atracción turística mediante la instalación de un teleférico. Esa denuncia tepozteca enardeció al Gobernador quien llamó a CdS periódico mentiroso.

Los pobladores de Tetelcingo se negaron a entregar sus tierras para la construcción de un aeropuerto. Un profesor que encabezaba esa protesta encontró tribuna y forma de expresarse en CdS. Fue arbitrariamente cambiado de adscripción –violentando todos sus derechos como ciudadano y como profesor– como respuesta represiva a su reclamo popular.

En esta ocasión CdS recibió una auditoría gubernamental completamente arbitraria. La revista PROCESO publicó un reportaje bajo la firma de Carlos Fazio que denunció toda esta arbitrariedad. Esto detuvo el hostigamiento de Lauro Ortega.

Se denunció también el injusto despido de 250 trabajadores de NISSAN cuyo delito fue participar en una marcha fuera ya de su horario de trabajo. El gerente de NISSAN, Tekito Tutako, amenazó con cerrar las instalaciones si se le obligaba a la reinstalación de estos trabajadores.

La denuncia de la quiebra fingida de IACSA, Industria Automotriz de Cuernavaca…

La quiebra fingida del Ingenio de Zacatepec…

Los abusos que se cometían en PACKSA con las mujeres trabajadoras…

Y, por supuesto, la huelga de los maestros morelenses que tanto revuelo causó y de la que, a la fecha, no se advierten más que unos cuantos frutos… Lástima.

Ningún otro medio como CdS tomó partido con los trabajadores haciéndose eco de sus luchas. Y es que quienes colaboraban en este semanario eran, a su vez, trabajadores. Hombres y mujeres del pueblo que marcaban la diferencia. Resultaba más o menos sencillo convertir a los hombres y mujeres del pueblo en periodistas que a los periodistas en hombres del pueblo. Siempre se editorializó este punto de vista. En CdS se procuró hacer un periodismo popular asumiéndolo como compromiso político, un periodismo crítico, contestatario, reflexivo. Fue, en ese sentido, una forma de militancia.

¿Qué hacer ahora frente a una derecha arrogante y corrupta, enceguecida por la ambición del poder y que quiere tener a los pobres del mundo sobajados, humillados, necesitados y hambrientos? ¿Una Derecha continental que se articula en función de sus intereses llevada de la mano por el imperialismo norteamericano? ¿Vamos a confiar en los partidos electoreros cuya única preocupación es continuar sorbiendo del presupuesto público? ¿La lucha se reduce a elecciones partidistas, al agandalle de posiciones de poder? Estamos obligados a responder.