Por Layda Negrete
Edith Hernández, Angélica Ramírez y Tranquilina Hernández toman nota y comentan sus apuntes para verificar que nada se les haya escapado. Les impiden tomar fotografías, pero describen y dibujan detalladamente la forma de la hebilla de un cinturón, el color de una chamarra, un tatuaje, hasta la caricatura impresa en una playera. Cada detalle puede servir para identificar a un ser querido declarado como desaparecido. Detrás de la retroexcavadora observan a los peritos. Se relevan porque el olor y el sabor que queda en la boca es insoportable. También porque, con cada cuerpo que sacan de la fosa, reviven el dolor de su propia pérdida. Volverte a ver (2020) es un documental que cuenta las historias de estas mujeres que se entrelazan con las de otras que buscan a sus familiares cuando las autoridades han dejado de hacerlo.
La cinta se enfoca en una exhumación masiva realizada entre marzo y abril del 2017 en Jojutla, Morelos. A diferencia de los cientos de fosas clandestinas que han dejado los criminales en México, esta es una fosa común a cargo de autoridades, poniendo de manifiesto la responsabilidad del Estado en el fenómeno de desapariciones del país.
Frente al crimen organizado las autoridades se exhiben desorganizadas, carentes de procesos científicos y administrativos para enfrentar una crisis anunciada. En las exhumaciones de la fosa común del cementerio de Jojutla, las irregularidades son imposibles de ocultar. Como un punto funesto de partida, las autoridades de Morelos optaron por consolidar decenas de cuerpos en una misma fosa, imposibilitando así el control y el acceso individualizado a los cadáveres.
Otras omisiones graves incluyen víctimas enterradas sin necropsia, restos de varias personas compartiendo carpeta de investigación, cuerpos enterrados con la ropa que debió haber sido preservada como indicio, cadáveres sin carpeta de investigación, más de una persona fallecida en una misma bolsa de plástico, cuerpos con ataduras en manos y pies colocadas por sus captores. La lista de faltas en el deber público son incontables y todas ellas inadmisibles. Hace dos años, el entonces gobernador de Morelos, Graco Ramírez, fue sucedido por Cuauhtémoc Blanco. Lamentablemente, el drama no cesa.
Desde marzo del 2017 hasta la fecha, 84 restos recuperados en Jojutla y otros 106 en una fosa similar en Tetelcingo, siguen sin identificación. La responsabilidad principal la lleva el Fiscal General del Estado de Morelos bajo su piel. Uriel Carmona Gándara tiene en resguardo los cuerpos rescatados; tiene también las pruebas genéticas tomadas de éstos; finalmente, cuenta con las muestras de familiares de desaparecidos de todo el país que confiaron en el gobierno de Morelos. Los tres elementos, en posesión de Carmona Gándara, se encuentran dolorosamente archivados desde hace más de tres años, esperando, quizás, el próximo escándalo.
El día de ayer, 5 de octubre del 2020, la reciente historia de negligencia gubernamental se hizo acompañar de una renovada insensibilidad. Las autoridades de Morelos ofrecieron asistir a una función especial de Volverte a ver. Sin embargo, el secretario de Gobierno, Pablo Héctor Ojeda Cárdenas, y el Fiscal General del Estado, cancelaron su asistencia una hora antes del evento. El gesto revela que, a su torpeza para desarrollar investigación forense, debemos sumarle también su incapacidad para escuchar.
Nosotros, en cambio, prestemos atención a la perseverancia y valentía de quienes buscan literalmente a sus seres queridos hasta por debajo de las piedras. El largometraje documental Volverte a ver será estrenado en línea este 8 de octubre y podrá verse de forma gratuita, previo registro, en el marco del festival DocsMx https://docs-enlinea.com/.
Twitter: @LaydaNegrete