Opinión

El FONAtren de la Cuarta

María Teresa Jardí

II

Cumpliendo con lo ofrecido sigo compartiendo la crónica anunciada con la que de manera profética Pedro Uc adelanta el tiempo al 2029:

“… Los otrora ejidos, hoy lucen un enorme letrero que dice ‘Propiedad privada’, es el sello de la gobernanza y sustentabilidad que encabeza el grupo Xcaret; en cada una de las entradas de los cenotes y lagunas hay un enorme estacionamiento en el que se ve muy hermoso, enormes autobuses donde descienden unos hombres y mujeres altos, güeros, finos, ataviados con extravagantes vestidos y sombreros, ¡ah! pero el hombre y la mujer maya que han recibido la justicia que les prometió su presidente, están ahí presentes, libres, rescatados de la marginación, y participando en este desarrollo, con una franela en la mano, con el jugoso sueldo del afortunado empleo “viene viene”.

Los que han sido incorporados por el desarrollo en el campo productivo, desde las ventanas del FONAtren se les mira fumigando con motobombas las miles de hectáreas de soya, con eso han logrado eliminar a las abejas que podrían ser una amenaza para los turistas; otros y otras entre los 50 mil cerdos que cría cada granja porcícola, lucen KEKEN en el pecho, la marca que los ha llevado al desarrollo y sustentabilidad, su trabajo redunda en el fenomenal poc chuc con tortillas hechas con las manos de las mujeres vestidas con hipil que cobran en el sustentable outsourcing, beneficiarias de este desarrollo; es uno de los platos favoritos ofertados a los turistas que portan el billete verde.

La palabra maya ha salido de la marginación, es la más difundida en la Península, el antiguo territorio de los wi’it’ (término que ya no se conoce ni por los revitalizadores de la lengua) se miran hoteles llamados “Casa maya”; restaurantes llamados “Cocina maya” donde los espaguetis se llaman espagueti maya, o pizza maya; los parques son parque maya, las plazas son plaza maya, el bulevar maya y todo es maya, lo único que ya no es maya porque le llegó el desarrollo es el personal de limpieza en las estaciones del tren y en los megachiqueros; se apellidaban Ek’ pero ahora son Estrella, otros se apellidaban Che’ pero ahora son Madera; a éstos les llegó la civilización y no pueden seguir en la marginación.

La resistencia o j wi’it’ es apenas una nublada memoria invisible, el FONAtren lo expulsó hasta de la cueva donde se encontraba con su agua, con su cenote, con su Yuumtsil; ahí donde se hacía comunidad a través de sus ofrendas. Ahora, el bastón de mando impuesto en el zócalo aquel 2018 es la punta de lanza que atravesó de nuevo, para garantizar la sustentabilidad de los mayas, el costado de ‘Canek’ lanzado por el presidente que, según la nublada resistencia, ha pasado a la historia como el exterminador del pueblo maya Peninsular con su FONAtren como proyecto neoliberal. Desde algún lugar del Sur, la memoria en resistencia reflexiona con humor en un análisis serio, trata de asegurarse si este tren es de verdad FONAtren o debería sustituirse la N con LL...”.

Si se concreta el negociazo de construir por debajo de la tierra el paso del tren, lo que cuadruplicará el costo para beneficio para los dueños del proyecto, a los habitantes de Mérida, que no quieren la estación cerca de sus casas, pero a los que no parece importar que pase por otros lugares arrasando con lo que les queda a los pueblos originarios, la crónica también les anuncia que Mérida, más temprano que tarde, se va a hundir, condenada que ha sido de suyo al infierno por las mismas empresas constructoras que a la selva están convirtiendo en cemento.