Opinión

El Juicio a Lozoya, Decisivo para la 4T

Guillermo Fabela QuiñonesApuntes

En treinta y seis años de neoliberalismo, el país quedó no sólo en bancarrota económica sino ética. Esto lo sabían los pocos grandes adalides de la vida económica y política de México. Se convencieron de las nefastas consecuencias que traería al país la continuidad de ese régimen; tan dramática realidad los obligó a dar su visto bueno para que se iniciara un proceso de cambio gatopardista. El INE se vio forzado a respetar el voto de las mayorías, aunque de ello se arrepintió pronto al darse cuenta que sus intereses saldrían afectados. Un año después, ambos quieren frenar un proceso transformador que arrancó con altibajos.

El presidente López Obrador hace lo más que puede dentro del margen de maniobra que le da su fuerza política, basada en el apoyo incondicional de más del sesenta por ciento de la población, quienes no pierden la esperanza de una transformación a fondo del sistema, pero en su favor. Sin embargo, de seguirse apuntalando la correlación de fuerzas que le da amplia viabilidad de maniobra a los conservadores, el apoyo de los ciudadanos de a pie será insuficiente, sobre todo si en el 2021 el PRIAN logra triunfos electorales importantes.

De ahí la trascendencia de que no se empantane, en el lodazal jurídico, el juicio al ex director de Pemex, Emilio Lozoya Austin, quien fue detenido ayer en Málaga, España. Si eso llegara a suceder, se perdería una oportunidad irrepetible para dar certeza a la ciudadanía de que no es mera demagogia la lucha contra la corrupción, factor fundamental para que el Ejecutivo cuente con el capital político necesario para seguir avanzando hacia la Cuarta Transformación.

El desenlace que tenga el juicio penal de quien se desempeñó como uno de los principales operadores de la corrupción en el sexenio pasado, será decisivo para el futuro no sólo del nuevo régimen liderado por el presidente López Obrador, sino de la viabilidad de México como nación respetable en un mundo altamente polarizado. Los pueblos de América Latina tienen la esperanza de que nuestro país recupere su fuerza moral, para que con ella frene las embestidas neonazis de los intereses que representa el mandatario estadunidense.

No es fortuito que el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) proponga ahora un Código de Integridad y Etica Empresarial; sus principales dirigentes saben que resulta políticamente correcto dar visos de acatamiento a la principal estrategia pública del nuevo régimen. Asimismo, que la sociedad mayoritaria está adquiriendo no sólo información, sino formación política con la que podría influir en el proceso de cambios estructurales, siempre y cuando se mantenga un liderazgo comprometido con el fortalecimiento del Estado de derecho, lo que implica no cejar en la lucha contra la corrupción.

No es una exageración decir que amplias capas de la población empiezan a sentirse defraudadas por la lentitud de un proceso del que esperaban resultados de conformidad con el capital político con el que arribó el Presidente al Palacio Nacional. Sería abonar a ese descontento ver que el juicio contra Lozoya se entrampara en los oscuros pasillos del aparato judicial. Se tiene la oportunidad de recuperar la confianza que empiezan a perder los escépticos; pero también se abre la puerta al apuntalamiento de una desconfianza más sólida sobre el futuro de la Cuarta Transformación.

La moneda está en el aire, tendrá que caer pronto; del lado que caiga se sabrá lo que nos deparan los meses y años venideros.

guillermo.favela@hotmail.com

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