Opinión

Rubén Martín

Que los partidos políticos en México están en crisis, no es nada nuevo. Lo nuevo es la dimensión de la crisis. En apenas un año, los partidos registrados oficialmente perdieron más de 9.2 millones de afiliados, lo que representa más del 68 por ciento de los números que tenían en enero del 2019. Hay una fuga masiva de millones de militantes, un vaciamiento histórico de los partidos en el país.

Por mandato del Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE), se pidió a los partidos políticos registrados que certificaron su padrón de afiliados, esto “ante el creciente número de denuncias por afiliaciones indebidas que registraban las fuerzas políticas”. El proceso de revisión, vigilado por la Dirección Ejecutiva de Prerrogativas y Partidos Políticos del INE, implica “revisar si tenían la documentación que acreditaba la membresía de las personas y, si no la tenían, debieron hablar con ellas para saber si querían estar en dichos institutos y, en caso contrario, darlos de baja” (La Jornada, 19 febrero 2020:https://www.jornada.com.mx/2020/02/19/politica/003n1pol).

El resultado de este proceso de revisión que arrancó en enero del 2019 y que cerró el pasado 31 de enero, es que dos de tres afiliados a un partido político en México, decidieron poner fin a su militancia y darse de baja de esa organización.

En números totales, en enero del 2019 había 13’549,895 militantes y un año después, tras el proceso de revisión y depuración, apenas quedaron 4’289,470.

Tras preguntar a sus afiliados si querían permanecer o no dentro de los partidos, 9’260,425 de mexicanos decidieron que no. Es decir, se desafilió el 68.34 por ciento del total que había un año antes.

Probablemente, se trata del proceso de desafiliación partidaria más grande de la historia de los partidos en México.

Pero la debacle no fue igual para todos. Fue peor para los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática, en tanto que Acción Nacional estuvo próximo a perder el registro.

El PRI tenía en enero del 2019, 6.5 millones de militantes y quedó en 1.5 millones, 76 por ciento menos. El PRD contaba con 5 millones y terminó con 1.2 millones, 75 por ciento menos. El PT pasó de 508,210 a 249,384 afiliados, 51 por ciento menos.

Movimiento Ciudadano vio reducir 51 por ciento su militancia, al pasar de 466,197 a 229,474 afiliados.

El PAN perdió 38 por ciento de sus afiliados al pasar de 376,988 a 234,450 militantes, y casi se queda sin registro, pues se requieren 233,945 afiliados (0.26 por ciento del padrón nacional) para mantener el registro.

De acuerdo con el reporte del INE, el partido Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) fue el que menos decrecimiento tuvo, 12 por ciento, al pasar de 317,595 integrantes a 278,332. Por su parte, el PVEM fue el único partido que creció 50 por ciento. Pasó de 304,311 a 460,554 militantes.

La crisis de los partidos no es exclusiva de México, sino más bien forma parte del paisaje de la crisis del sistema político liberal que delega la representación y pretende monopolizar el ejercicio de la política al seno de los partidos, y a través de la clase política profesional.

Las cifras del vaciamiento de los partidos en México podría indicar un alejamiento de la política para la mayoría de la sociedad. Es así como leen estos fenómenos los comentaristas liberales, como José Woldenberg, pero creo que más bien refleja la crisis de esta forma de hacer política. Este vaciamiento representa la crisis de la política liberal, no del ejercicio de la política.

La multiplicación de movimientos de resistencia y de distintos movimientos sociales nos indica que millones de mexicanos están ejerciendo derechos y haciendo política, pero no a través de los partidos.

El vaciamiento de los partidos tiene que ver con que los grupos dirigentes y la casta de políticos profesionales se centraron cada vez más en mantener el poder y sus privilegios antes que representar causas justas de la mayoría de la sociedad.

Hace tiempo, por ejemplo, que ningún partido representa a la clase obrera mexicana. Otros sectores relevantes de la sociedad mexicana tampoco están representados en ninguno de los partidos de México, por ejemplo, el feminismo, los pueblos indígenas o el movimiento de familias organizadas que busca a sus desaparecidos.

La crisis de los partidos, que refleja el vaciamiento de su membresía, no será temporal, sino que forma parte del proceso de extinción de los partidos como forma de representación y ejercicio de la política liberal, hoy en crisis.

Como podemos ver, ya en el México contemporáneo, millones de sujetos ejercen sus derechos bajo otra subjetividad política, aquélla que ya no necesita de los partidos para ejercer sus derechos y, de ser necesario, cambiar al gobierno, la sociedad y al mundo.

(SIN EMBARGO.MX)