Opinión

Construir la buena nueva

Alberto Híjar

“Vine a Solentiname huyendo de lo que tradicionalmente se llama en el lenguaje cristiano el mundo y que ahora es el capitalismo y la sociedad de consumo. Vine a esta isla buscando la soledad, el silencio, la meditación y, en último término, buscando a Dios. Dios me llevó a los demás hombres. La contemplación me llevó a la revolución. He dicho otras veces que no fue la lectura de Marx la que me llevó al marxismo sino la lectura del evangelio…Los verdaderos contemplativos de todas las épocas nunca han sido indiferentes a los problemas de su tiempo. Y la contemplación es importante para la revolución. Porque existe también el otro aspecto: la revolución interior. Considero que mi misión es predicar desde aquí el marxismo, pero un marxismo con San Juan de la Cruz”.

Ministro de Cultura del primer gobierno sandinista, lucía su típica boina negra, cotona blanca, pantalones de faena y sandalias. Se le encontraba en la fila del Ministerio a la hora de comer y en los barrios y comunidades alentando la poesía coloquial con talleres y publicaciones, celebrando, por ejemplo, a la muchacha del bus. Se hincó frente al Papa Paulo VI que no perdonó sus trabajos, entre los cuales estuvo la Cruzada de Alfabetización coordinada por Fernando Cardenal, Ministro de Educación, para ganar el homenaje de la UNESCO. A la insurrección popular le integró la insurrección cultural como el homenaje a Rubén Darío, en León, con estadio lleno durante una semana. Traidores al sandinismo, los dictadores Rosario Murillo y Daniel Ortega lo han perseguido, destruyeron Solentiname.

Ernesto Cardenal es ejemplo de resistencia popular y prolongada que bien merece reconocimiento por su Canto a México, por nuestra aportación como retaguardia del sandinismo histórico y por los centenares de combatientes mexicanos contra la dictadura. Esta tendencia revolucionaria internacionalista sigue en pie. Sandino vive, la lucha sigue.

Tlalpan, febrero del 2020