Gerardo Fernández Casanova
En México vivimos la escalada del golpismo de receta. El objetivo es muy claro: derrocar a un régimen de compromiso popular que cancela los privilegios tradicionales de los poderosos y que les provoca ira incontenible. Usan un recetario obsoleto con muchos años de caducidad, que ya no ofrece los resultados que dieron origen a los golpes de Estado que caracterizaron a Nuestra América del siglo pasado, con sus ya consabidas fórmulas de desestabilización y asfixia económica.
En su obsolescencia el recetario ha incrementado su carga de criminalidad en medio de la crisis sanitaria universal, con la pretensión de sacar raja política en la complejidad del tratamiento de la pandemia. Es muestra de la desesperación ante la ineficacia de sus fórmulas manidas y gastadas. Son actos delictivos de lesa humanidad que aparecen al desnudo frente el pueblo cada vez más avispado ante el engaño, no obstante la prostitución a la que han llevado a las redes sociales. Hoy más que nunca, la verdad nos hará libres.
Me parece que el Presidente López Obrador tiene muy claro el libreto y no suelta la iniciativa, la ejerce con pulcritud y respeto democrático. El arma es la información y ha hecho uso extremo de ella con éxito. La conferencia de prensa mañanera ha destruido el régimen de control informativo de la prensa tradicional manejada por los viejos grupos de poder, los que ya no cuentan con el dinero público para sostener su embestida engañosa; ya su vigencia corre por la cuenta de los dineros privados y de la asistencia externa, insuficiente para competir contra el prestigio presidencial. Respecto de la pandemia hay conferencia de prensa todas las noches, incluidos sábados y domingos, manteniendo al tanto a la población respecto de sus avances y de las instrucciones para protegerse. Esta medida ha permitido que la convocatoria al aislamiento se atienda en plena libertad, sin medidas de autoritarismo o violación a derechos humanos. La respuesta ha permitido procesar el fenómeno conforme a las recomendaciones de la ciencia y la técnica médicas y, en consecuencia, aminorar su siniestralidad.
Inevitablemente se registra un grave efecto en lo económico y social. El empresariado reclama recursos del Estado para salvar la situación, a la usanza tradicional: dinero y exenciones a las empresas. El régimen responde con la mayor dispersión de recursos a los sectores menos favorecidos (Primero los Pobres) en términos de paliar sus efectos sociales. El chantaje de los inversionistas se quedó sin materia; ellos tendrán que invertir para salvar sus negocios y lo harán si realmente son empresarios, los traficantes de influencias seguramente verán morir sus negocios y en nada nos afectará, salvo por el estruendo de sus estertores.
La oportunidad se presenta única para instaurar un nuevo régimen económico que privilegie la recuperación del mercado interno por la vía del ingreso en la base social, no sólo como instrumento de justicia, sino como incentivador de la inversión privada en la producción de bienes social y ecológicamente válidos. El sector externo tendrá que seguir funcionando, bajo el paraguas del TMEC, pero cada vez menos a costa de sacrificar salarios e ingresos fiscales; igual tendrá que esforzarse para reducir la importación de bienes de consumo que desplacen la oferta doméstica, buscando la autosuficiencia en campos estratégicos como el alimentario y el energético.
El Estado rector tendrá que seguir reinventándose permanentemente; no existe el nuevo modelo. Por lo pronto tendrá que desactivar la guerra de la oligarquía en su contra y fortalecer su capacidad de liderazgo para conducir el proceso, con base en un pueblo más informado y participativo.
MORENA tendrá que jugar un papel determinante para lograrlo. Sólo el pueblo puede salvar al pueblo. Se requiere organización y capacitación popular para participar en democracia. Hace falta formación política y debate honesto para contribuir a la construcción del nuevo modelo. Además se necesita garantizar el control legislativo y ganar gubernaturas para consolidar el proceso de la 4T. Mucho partido, pues. Ojalá lo podamos entender y procesar.
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