Opinión

El coronavirus y la grandeza de Cuba

Cristóbal León Campos*

Fiel a sus principios internacionalistas heredados del ideario revolucionario de sus próceres José Martí y Fidel Castro, la República Socialista de Cuba está dando una nueva lección moral, ética, social y humana al mundo entero, al enviar nuevas brigadas de médicos y enfermeros (mujeres y hombres) a diferentes países en el contexto de la pandemia del coronavirus desatada a fines del 2019, su llegada alimenta la esperanza para naciones que se han visto rebasadas en el combate al virus del COVID-19 como es el caso de Italia, en donde la agudeza de la infección y el número de fallecidos ha estremecido al mundo; justamente ahí, a la médula del contagio es el lugar al que han arribado 52 especialistas cubanos, en la región de Lombardía, una de las zonas más afectadas de toda Italia.

Los médicos y enfermeros que han arribado a Italia forman parte del Contingente Internacionalista “Henry Reeve”, experimentado, con alta especialidad para brindar asistencia sanitaria en situaciones de desastre y graves epidemias, como lo han hecho en diferentes misiones al haber colaborado en la lucha contra el ébola en Africa, el cólera en Haití y en el terremoto que afectó a miles de personas en Pakistán, por mencionar algunos casos. La grandeza humanitaria de Cuba se refleja en la entrega de cada uno de los integrantes de su personal de salud, quienes arriesgan la vida propia por el bienestar de otros seres humanos, sin importar el rincón del mundo en donde se encuentre, tal y como en su momento lo refirió el comandante Fidel Castro diciendo: “Más que médicos, serán celosos guardianes de los más preciado del ser humano; apóstoles y creadores de un mundo más humano”.

Así como ya se encuentran en Italia para combatir al coronavirus, las brigadas médicas cubanas lo han hecho antes en China y lo hacen ahora en países como Venezuela, Nicaragua, Granada, Surinam, Jamaica, mientras se preparan para intervenir en otras naciones que han manifestado su necesidad de apoyo. La obra del internacionalismo cubano no es nueva, la primera misión médica se efectuó hace cincuenta y siete años (1963) en Argelia, continuando de manera ininterrumpida hasta la fecha, una política realmente humanitaria dirigida desde los tiempos más complejos de la Revolución cubana, que se materializó con el apoyo irrestricto a las luchas de liberación de los países oprimidos por el colonialismo y el imperialismo en el mundo, en especial, en los continentes del llamado Tercer Mundo, por ello, la firmeza de las convicciones de cada cubano y cubana que participa en estas brigadas es inquebrantable, sin importar el riesgo personal y familiar, el arduo trabajo que tiene que efectuarse, la distancia de la patria en términos físicos y de los seres queridos, no existe comparativo moral en el mundo que pueda semejarse a esta proeza que hace a Cuba tan grande.

A lo largo de todos estos años de brigadas internacionalistas de ayuda sanitaria y humana, según datos oficiales cubanos, por lo menos han sido 86 los países beneficiados, en los que se han atendido más de 1,900 millones de casos, dentro de los cuales pueden desglosarse algunas cifras como ejemplo: han sido atendidos 50 millones en terreno, 4 millones de partos, se han realizado casi 14 millones de operaciones quirúrgicas y han aplicado alrededor de 14 millones de dosis de vacunas, todo esto, además de la atención medica personalizada que brindan en las zonas trabajadas, siendo desde consultas básicas, hasta los casos referidos cuyo tratamiento requiere mayor atención y conocimiento.

Es justo mencionar también, que muchas de las brigadas históricas se han efectuado en períodos álgidos de la historia humana, como la guerra fría o las luchas de liberación contra el colonialismo, en el caso actual, no difiere tanto, pues los países a los que Cuba brinda su ayuda se ven en el olvido de las potencias occidentales e, incluso, algunos de ellos viven bajo el asedio continuo como Venezuela. Particularmente hablando de Italia, es notorio el abandono de la Comunidad Europea y de los Estados Unidos, ambos, concebidos por sí mismos como los baluartes del humanismo y la democracia, pero tal y como acontece siempre, la realidad supera a la ficción y en evidencia queda la lógica depredadora de los países capitalistas incapacitados para regularse a sí mismos y completamente despojados de alguna intención o posibilidad de extender la mano más allá del discurso a cualquier nación que lo requiera. Frente a la degradación del capitalismo, el caso cubano es ejemplar y sobresaliente, siendo un país socialista en desarrollo, bloqueado por el imperialismo desde hace más de sesenta años, agredido en todas las formas conocidas por la humanidad, que se mantiene firme en su proyecto emancipador y constructor de un nuevo y mejor mundo, responde con actos humanitarios concretos a la barbarie que se vive en el orbe, quiérase aceptar o no, estamos al final de cuentas nuevamente, en la dicotomía capitalismo versus socialismo, o dicho con más claridad, barbarie contra humanidad. En este ejemplo, la grandeza del Pueblo y la Revolución cubana, pone las manos sin renuncia en favor del bienestar de todos por igual, entregándose con el internacionalismo bajo los principios revolucionarios y humanistas que la han guiado a conseguir esa grandeza moral, ética y humana que la distingue en todo el mundo.

*Integrante del Colectivo Disyuntivas