La corrupción transnacional es un “daño colateral” indeseado de la globalización, imposible de enfrentar sin herramientas políticas, jurídicas y mediáticas de alcance planetario, de las que todavía no se dispone. Obviamente tales instrumentos sólo pueden gestarse por los organismos multilaterales como la ONU y sus agencias y por los medios de difusión de los países desarrollados.
En 1998, el estadounidense Charles Lewis fundó el Centro para la Integridad Pública y en 1997, el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por su sigla en inglés), centrado en la corrupción transfronteriza. Lewis, periodista de profesión, graduado en Ciencias Políticas y Estudios Internacionales Avanzados, profesor en Princeton, Harvard y en la American University, es también es autor de varios libros y ha recibido numerosos premios distinciones académicas. En 2009, The Encyclopedia of Journalism lo citó como “Uno de los 30 reporteros de investigación más notables'' y, según Wall Street Journal: “hizo más que nadie para lanzar el periodismo institucional sin fines de lucro en Estados Unidos".
El ICIJ no es una empresa, un medio de comunicación ni una plataforma digital, sino una red que se forma para realizar tareas concretas. Para Papeles de Pandora se movilizaron más de 600 periodistas de 117 países que habitualmente trabajan para más de 100 medios. La red debutó en 2015 al publicar la Lista Falciani.
La Lista Falciani se originó cuando entre 2006 y 2008, Heerve Falciani, empleado del banco suizo HSBC escapó a Francia con documentos bancarios que implicaron a más de 100 mil sujetos en presuntos delitos de evasión fiscal. Francia se hizo con la lista, investigó y compartió información con otros gobiernos, todo secreto. En 2015 el Consorcio obtuvo la lista y la publicó. En 2016 reveló los Panamá Papers y ahora entrega Pandora Papers.
Aunque por su carácter no lucrativo, el ICIJ no paga impuestos, la red está obligada a declarar sus ingresos que, según datos trascendidos, ascienden a unos 10 millones de dólares al año de los cuales gasta unos ocho. Sus directivos reconocen que la organización: “disfruta del apoyo de fundaciones e individuos de todo el mundo”, entre ellas, George Soros, por intermedio de la Open Society Foundation, la familia Rockefeller, Microsoft, Kellogg, Ford, así como fondos de inversión como Fidelity, Vanguard y Ford Fundación, Hewlett Packard y otros muchos.
Los Papeles de Pandora revelan el modo como personas inmensamente ricas, entre ellos más de 330 políticos y funcionarios públicos de 90 países, incluidos 35 exmandatarios y varios Jefes de Estado en activo esconden grandes fortunas en más de 50 paraísos fiscales y realizan operaciones de compra venta de activos. Se trata de una vigorosa denuncia que incluye a la poderosa industria bancaria extraterritorial que, de no ser por la prensa actuaría con total impunidad.
Tanto a nivel global como nacional e incluso local, la prensa carece de poder para cambiar la realidad, pero aprovechando las posibilidades que se le ofrezcan, puede trabajar para hacer del mundo un lugar más decente y habitable. En ese empeño hubo un editor, el liberal norteamericano Charles Dana que contrató como colaboradores del mismo diario, en la misma época a José Martí y a Karl Marx que brillaron en Estados Unidos entre los grandes reporteros de todos los tiempos. Acceder a la gran prensa es una posibilidad para promover las causas progresistas.