Opinión

Los dólares de la sospecha

Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), blanco favorito de las críticas de Palacio Nacional, dejó de recibir apoyo financiero de la Fundación Nacional para la Democracia (NED) de Estados Unidos en 2020. “El fin del financiamiento se debió a que MCCI simplemente no necesitaba fondos adicionales para realizar sus actividades centrales”, me dijo Christine Bednarz, directora de relaciones con los medios de la NED.

Pese a la suspensión, Bednarz subrayó que la NED “valora altamente” la “contribución positiva” de MCCl a la “rendición de cuentas, la transparencia y la lucha contra la corrupción” en México.

La Fundación aprobó dos donativos a MCCI, de acuerdo con el sitio de la NED en Internet. En 2018 y 2019 por 35 mil dólares y 55 mil dólares respectivamente que fueron desembolsados al año siguiente de ser palomeados. Los usó en proyectos para combatir la “corrupción sistémica” y apoyar el periodismo de investigación.

MCCI, asociación civil fundada en 2015 por Claudio X. González, corroboró el fin del apoyo de la NED en 2020.

El hecho antecede las más recientes acusaciones de Andrés Manuel López Obrador al gobierno estadounidense de estar detrás de la financiación de organizaciones no gubernamentales a las que considera parte de la oposición. La semana pasada, la Cancillería envió una nota diplomática de protesta a la Embajada de EEUU pidiendo suspender los fondos a MCCI y a Artículo19, defensora de los derechos de los periodistas, por considerarlos “injerencistas” y “golpistas”.

Un portavoz del Departamento de Estado declinó responder a los ataques directos lanzados desde la máxima tribuna nacional contra su gobierno, limitándose a decir que México es “nuestro vecino más cercano”, con el que “compartimos no sólo una frontera sino valores y respeto”.

Bednarz, la funcionaria de la NED, tampoco abordó explícitamente las acusaciones. En lugar, definió a la NED como una organización independiente sin fines de lucro dedicada a avanzar y fortalecer la democracia en el mundo. Anualmente financia más de 2 mil proyectos de ONGs en 90 países. No condiciona o dicta cómo gastar sus donativos. Los grupos presentan solicitudes de financiamiento para proyectos propios que la NED acepta o rechaza.

La NED dice operar independientemente del poder ejecutivo, pese a ser financiada con fondos públicos. También dice no ser un brazo de la política exterior de EU, pese a perseguir la misma agenda, con el respaldo de los partidos republicano y demócrata, y de conservadores y liberales.

El gobierno de AMLO no es el primero en sentirse agraviado por el trabajo de la NED. En 2015, fue la primera ONG prohibida en Rusia bajo una nueva ley contra la sociedad civil firmada por Putin. En 2019, China acusó a la NED y a la CIA de fomentar las protestas en Hong Kong. En 2020, China impuso sanciones al presidente de la NED. Mubarak de Egipto, Modi de India y Maduro de Venezuela, también han arremetido contra la NED.

PECADO ORIGINAL

En los orígenes de la NED está su pecado original. La Fundación Nacional para la Democracia fue creada en 1983 por iniciativa de Ronald Reagan para que continuara de manera abierta y pública las operaciones clandestinas que la CIA tuvo que interrumpir tras descubrirse que llevaba años financiando secreta e ilegalmente a partidos, grupos estudiantiles, medios y organismos patronales afines en buena parte del mundo.

Moldeada en las fundaciones alemanas (Stiftungen) de la pos guerra que reciben fondos del Estado y están afiliadas a los partidos políticos, Reagan decretó que un nuevo mecanismo público-privado se encargaría de apoyar abiertamente a grupos anticomunistas extranjeros. En su primer año, el Congreso asignó a la NED 13 millones de dólares, sellando así su estatus de “organización cuasi gubernamental financiada por y bajo la supervisión del Congreso”. Su presupuesto anual actualmente rodea los 200 millones de dólares.

Con el fin de la guerra fría, la NED se reinventó. Cambió de la confrontación ideológica a una agenda de promoción de la democracia, la libre empresa, y los derechos humanos y sindicales.

Inició su trabajo en México en 1985, con apoyos al PAN y a grupos conservadores y empresariales afiliados a este. Pero bajo el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, la NED abrió el abanico para incluir a agrupaciones y asociaciones de izquierda ligadas al PRD, en el que militaba AMLO. Eran grupos que luchaban contra el fraude electoral. En un sólo año, la NED donó 420 mil dólares para la observancia de los reñidos comicios de 1994 y para la defensa de los derechos humanos.

Grupos ciudadanos progresistas aceptaron los dólares de la NED bajo el razonamiento de que estaban en una situación de profunda desventaja frente al acceso ilimitado de recursos públicos y el uso de instituciones gubernamentales por parte del entonces partido del Estado, el PRI.

Los fondos de la NED molestaron a Salinas. Jacobo Zabludobsky, servil al presidente en turno, lazó al inicio de un noticiero: “¿Qué pensaría Usted de un grupo de ciudadanos que toman dinero del gobierno de EU para financiar sus actividades? ¿No le parecería a Usted absolutamente antipatriota? El asunto de la democracia la tenemos que resolver entre los mexicanos”.

Lo que el locutor no dijo fue que Salinas fue quien abrió la puerta a la intervención al trasladar la arena de la batalla política electoral a Washington. Cuestión de recordar el viaje secreto de José Córdoba Montoya para decirle a Clinton que les urgía el TLCAN porque tenían que destapar en el otoño y pedirle apoyara el resultado de las elecciones presidenciales que se dignara dar Salinas.

Para las asociaciones civiles, parte esencial del tejido social en el que hoy se sustenta la democracia mexicana, buscar recursos extranjeros era la única forma de nivelar la infinita desproporción en el terreno. Un tema de sobrevivencia. Muchas tuvieron que explicar la racionalidad ante sus propios miembros.

Los defensores de la NED sostienen que, sin su financiamiento y de otras fundaciones internacionales, la alternancia en la presidencia no se hubiera dado en 2000. Vicente Fox fue galardonado con el “Premio Democracia” de la NED en una concurrida recepción en el Capitolio durante su triunfal visita de Estado a Washington en septiembre de 2001.

LOS BENEFICIARIOS

Este año, 16 entidades mexicanas serán apoyadas por la NED, de acuerdo a su sitio en Internet. Una revisión de los donativos a partir de 2016, indica que hay grupos que llevan años recibiendo fondos como México Evalúa, Justicia para Nuestras Hijas y Festival Internacional de Cine Documental, y otros para los que 2021 será la primera vez. Entre estos destacan Quinto Elemento Laboratorio de Investigación e Innovación Periodística, Border Político, Editorial Animal, que publica Animal Político, y ControlaTuGobierno, entre otros (ver lista completa).

Los montos más cuantiosos destinados a proyectos mexicanos son triangulados a través de organismos que representan pilares del poder estadounidense como las organizaciones patronales, los sindicatos y los partidos políticos.

Entre 2016 y 2019, la NED dio más de dos millones de dólares al Instituto Internacional Republicano (IRI), asociado al Partido Republicano, y al Instituto Democrático Internacional para Asuntos Internacionales (NDI), vinculado al Partido Demócrata, para promover en México la libertad de asociación, la rendición de cuentas, la gobernanza transparente, la libertad de prensa, las reformas internas, los procesos legislativos y la inclusión en los partidos políticos.

A su vez, el Center for International Private Enterprise (CIPE) y Solidarity Center, filiales de la Cámara de Comercio de EU y de la central sindical AFL-CIO respectivamente, triangulan dinero de la NED a grupos mexicanos que apoyan la libre empresa y los derechos laborales. Este año percibirán 858 mil dólares.

Recibir donativos de fuentes externas es una práctica aceptada e institucionalizada universalmente que se apega al derecho internacional. Es altamente improbable que los dólares de la sospecha dejen de fluir por las críticas de un puñado de gobiernos.

Por Dolia Estévez