Opinión

Llegaron los caramelos

El COVID-19 ha impuesto su dictado. Vivimos saturados por el dolor, la enfermedad y la muerte. El único aporte a favor de la vida y la felicidad asoma cuando llegan las vacunas, empeño que hasta hoy contenía una dolorosa frustración: faltaban los niños y sin ellos la batalla por la vida es una paradoja. Afortunadamente, llegan respuestas. Cuba, ha iniciado y concluirá en dos meses la vacunación de toda su población en edades pediátricas (0-18 años) estimada en unos dos millones 300 mil niños y jóvenes.

Los planificadores y autoridades educacionales de la Isla parecen haber cuadrado el círculo que opone las restricciones asociadas al coronavirus con el curso escolar que, para ser eficaz, necesita de la presencialidad y la socialización. La fórmula radica en vacunar primero y comenzar después las clases hasta lograr la ansiada “nueva normalidad”

La Isla puede desplegar esa estrategia porque: (1) creó y produce las vacunas necesarias, (2) cuenta con las infraestructuras sanitarias para aplicarlas, (3) es suficientemente audaz como para convertirse en el primer país del mundo en vacunar masivamente a todos sus niños y jóvenes.

Debido al alto nivel de escolarización que en Cuba prácticamente llega al cien por ciento de la población en edad escolar, la campaña de vacunación anticovid, en edades pediátricas, se ha vinculado con el inicio del curso escolar que, mediante clases a distancia, comenzó el pasado día seis, con la aspiración de hacerlo de modo semipresencial y presencial entre octubre y noviembre.

Con ese fi n, el pasado día 3 comenzaron las inmunizaciones con la vacuna cubana Soberana 02 y una dosis adicional de Soberana Plus y Abdala, en formulaciones pediátricas, desarrolladas por el Instituto “Carlos J. Finlay”, de Vacunas, y aprobadas por el Centro Nacional para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (Cecmed). La campaña de vacunación en ese segmento poblacional debe finalizar el 15 de noviembre y será gradual e intensiva.

Según el plan que abarca, simultáneamente, a todo el país, se vacunarán primero los alumnos de grados terminales: 12º, 9º y 6º, así como aquellos que concluyeron el décimo grado y los que inician el 4º año de la enseñanza técnica y profesional y el último año de los estudiantes de magisterio.

La meta nacional es que para fines del mes de noviembre se encuentre vacunada el 92 por ciento de toda la población cubana, lo que permitirá la apertura de las fronteras y el reinicio del tráfico aéreo a partir del 15 de noviembre, así como la paulatina normalización de las actividades laborales y sociales y con ello, el avance hacia una “nueva normalidad”.

En su batalla contra la pandemia, la Isla ha enfrentado las penurias provocada por el bloqueo y por la situación de su precaria economía, aunque también ha contado con la consagración de sus médicos y científicos, así como la conducción de sus gobernantes, disfrutando además de la ayuda y la solidaridad de numerosos países, entre ellos, México, Argentina, Venezuela, Nicaragua, Italia, España, China, Rusia y otros, que han efectuado importantes donativos.

Ahora la Isla puede ser una vez más recíproca. Para la producción de vacunas de uso infantil no hay otro límite que la velocidad de las máquinas. Tras la visita a un vacunatorio infantil en Cuba, una joven periodista escribió: “Los niños a partir de dos años van vestidos como para una fi esta, parece como si fueran a un cumpleaños, los padres se muestran felices y los pequeños no lloran cuando los inyectan. Hay payasos y les obsequian libros de cuentos y lápices para colorear y… donde ella estuvo, repartieron caramelos.

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aarl