Opinión

La ONU se veta a sí misma

En la presente coyuntura internacional el multilateralismo está contra las cuerdas debido a la crisis que enfrenta a Estados Unidos, Rusia, la OTAN y Ucrania, en total 31 países y de la cual las Naciones Unidas están marginadas debido al veto, potestad que poseen cinco países, Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña, Francia y China, cuatro de los cuales están implicados en el contencioso.

El Consejo de Seguridad nunca ha sancionado a ninguno de sus miembros permanentes porque siempre, de oficio el implicado cuenta con capacidad para, mediante el veto, paralizar la acción. La existencia de tal regulación implica que el Consejo de Seguridad sólo puede actuar cuando entre sus cinco miembros permanentes existe unanimidad o alguno de ellos se ausenta en el momento de la votación.

Debido al veto el Consejo de Seguridad no pudo pronunciarse contra la intervención de Estados Unidos en ningún país de América Latina, tampoco en las crisis relacionadas con el Canal de Suez, el bloqueo a Berlín, la Guerra de Vietnam, la presencia de la Unión Soviética en Afganistán, ni durante las operaciones militares contra Irak y más recientemente tuvo que omitirse en el conflicto por Crimea. La moraleja es que: Ningún miembro permanente del Consejo de Seguridad puede ser impugnado por el Consejo de Seguridad.

Cuando se trata de operaciones militares para el mantenimiento de la paz o para castigar a algún país que ha violado el derecho internacional y es preciso invocar el Capítulo 7 de la Carta de Naciones Unidas que autoriza el uso de la fuerza, se requiere la unanimidad de los cinco miembros permanentes.

La única excepción que por cierto aludió a la mayor y más importante de las operaciones de mantenimiento de la paz realizadas por la ONU y que dio lugar a la Guerra de Corea, ocurrió el 27 de junio de 1950 cuando el Consejo de Seguridad adoptó la Resolución 82 que contó con 7 votos a favor, ninguno en contra y las abstenciones de Egipto, India y Yugoslavia. En aquella oportunidad cuando además la ONU entregó el mando de la “fuerza de paz” a Estados Unidos que se cobijó bajo la bandera de la entidad, de modo insólito, la Unión Soviética que pudo haber ejercitado el derecho al veto, y paralizado la acción contra su aliado norcoreano, se ausentó de la votación. Debido al momento y las circunstancias en que se formó la ONU, de la mima fueron excluidos los países europeos y asiáticos aliados con el fascismo y la mayoría de los estados afroasiáticos de hoy entonces eran colonias. Por ello los fundadores de la ONU fueron sólo 51 países, 21 de ellos de América.

Debido a las tradiciones que alentaron el panamericanismo y el latinoamericanismo, así como a los ideales de independencia y autodeterminación forjados en décadas de vida republicana, los países latinoamericanos, prácticamente en bloque se opusieron al veto incluido en el borrador de la Carta de la ONU, lo cual, para conciliar las posiciones, hizo necesario efectuar la Conferencia de Chapultepec en 1945, conocida como “Conferencia Interamericana sobre Problemas de la Guerra y de la Paz”. 

El fondo del diferendo entre los países latinoamericanos y los Estados Unidos, la Unión Soviética, Inglaterra y China (nacionalista), promotores de la idea del veto, era que resultaba inaceptable que, ante un diferendo entre estados de la región, fuera determinante un veto de Stalin o Chiang Kai-shek, incluso de los Estados Unidos o Europa.

De aquella Conferencia surgió la idea de otorgar a América Latina una especie de “premio de consuelo”, creando instrumentos que permitieran al hemisferio abordar sus propios conflictos sin necesidad de acudir a la ONU. Así nacieron el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), y la Organización de Estados Americanos (OEA), una especie de ONU regional en la cual, aunque no hubo veto, se entronizaron otros defectos que anularon su eficacia.

En octubre de 1962, durante la Crisis de los Misiles en Cuba se manifestó una situación análoga a la actual, en la cual el involucramiento de Estados Unidos y la Unión Soviética, anuló la actuación de la ONU, a pesar de lo cual, Cuba convocó al Consejo de Seguridad. No obstante la inmovilidad creada por el veto, en gesto que lo enalteció, el Secretario General de la ONU, U Thant, viajó a La Habana donde fue recibido por Fidel Castro, cosa que contrarió a Estado Unidos.

Por una lamentable paradoja, en la presente coyuntura internacional cuando parece probable una confrontación armada que puede desembocar en una tragedia nuclear, el principal instrumento creado por la humanidad para preservar la paz, las Naciones Unidas, se ha anulado a sí misma. Tal vez sea oportuno tomar nota de semejante defecto. Antes, obviamente, habrá que sobrevivir al delicado momento. Allá nos vemos.