Opinión

Xi Jinping en Chinatown

Xi Jinping ha protagonizado otra larga marcha que esta vez lo llevó no sólo al Chinatown, sino al centro de la política mundial, cuando no es posible la alianza con Estados Unidos

Descartando trascendidos de agencias de propaganda que exageran o demeritan los resultados, el reciente encuentro entre los presidentes de Estados Unidos, Joe Biden, y de China, Xi Jinping, fue un provechoso evento, sobre todo por el ambiente de distensión estratégica que auspició.

Estados Unidos ratificó el reconocimiento de la política de una sola China, mientras ambos aceptaron que no existe un escenario militar en torno a Taiwán y, observando una premisa diplomática según la cual, cuando algún diferendo no puede ser resuelto, es preferible evitarlo, no aludieron a Ucrania, Israel ni a Gaza. Las partes prefirieron tratar las contradicciones como diferencias y, con un discreto golpe de timón, se apartaron de las rutas de colisión.

En este orden de cosas es significativo que hayan decidido reparar el daño ocasionado por la visita realizada por Nancy Pelosi, expresidenta de la Cámara de Representantes a Taiwán. A propósito, se decidió: “... Reanudar la interacción de alto nivel entre ambas fuerzas armadas, retomar las reuniones entre los ministerios de defensa chino y estadounidense y reactivar el mecanismo de consulta chino-estadounidense sobre seguridad militar en el mar.

El acuerdo es trascendental porque cubre escenarios tan conflictivos como el Estrecho de Taiwán, los mares de China Meridional y Oriental, el mar de Japón, el de Filipinas y otras cuencas que abarcan los inmensos espacios del Océano Pacífico donde se encuentran algunos de los entornos económicos más importantes, así como algunos presuntos teatros militares del futuro.

Aunque ambas costas están a distancias que superan los 8 mil kilómetros, el Océano Pacífico es la frontera y la vía de acceso natural entre China y Estados Unidos. La presencia en ese espacio de cuatro Estados de los Estados Unidos (Washington, California, Alaska y Hawái, además de las islas Salomón y Marshall, así como de Corea del Sur, Japón, Filipinas y Australia, aliados en los cuales se albergan poderosas Fuerzas navales de Estados Unidos, los acuerdos de seguridad adoptados son de enorme importancia para China.

Biden apreció positivamente las respuestas del Presidente chino en torno al peliagudo tema del fentanilo y algunas sustancias precursoras que, sin intención de participar del narcotráfico, son exportadas a Estados Unidos desde China.

Naturalmente, se trataron temas de importancia para China como fueron las restricciones al sector tecnológico y las sanciones a algunas empresas chinas, así como el descenso de las inversiones estadounidenses en China.

El hecho de que Biden haya recibido al presidente de China en San Francisco, California, precisamente el lugar del mundo donde se asienta la mayor comunidad de chinos en ultramar es todo un detalle. El barrio chino o Chinatown de San Francisco, existente desde el siglo XIX se fomentó por el arribo de chinos atraídos por las oportunidades que ofreció la conquista del oeste estadounidense, la fiebre del oro en California y la construcción del ferrocarril transcontinental.

Lamentablemente, el crecimiento de la presencia china en San Francisco dio lugar también a sucesos nefastos como la Ley que en 1885 que prohibió la emigración de chinos a Estados Unidos, que estuvo vigente hasta 1943, cuando debido a la alianza entre China y Estados Unidos en la II Guerra Mundial se hizo obsoleta. En 1990 los chinos en Estados Unidos superaron el millón y actualmente pasan de 3 millones.

El prestigio y la relevancia de China en los asuntos mundiales crece no sólo por el auge económico propiciado por las reformas que la llevaron a abandonar enfoques errados acerca de la construcción del socialismo, sino también por su inteligente y pragmática política exterior que la lleva a alejarse de las zonas más conflictivas de la realidad internacional.

De las cinco potencias que en calidad de miembros permanentes integran el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas con potestad de veto, China es la única que se mantiene al margen del conflicto en Ucrania y, a diferencia de otras, no trata de obtener ventajas tratando de liderar alianzas eventuales.

Xi Jinping ha protagonizado otra larga marcha que esta vez lo llevó no sólo al Chinatown más querido por los chinos, sino al centro de la política mundial, asumiendo con pragmatismo el hecho de que, cuando no es posible la alianza con Estados Unidos, concordar con ellos es inteligente.