La invasión a Ucrania tiene desastrosos efectos globales, mientras la paz será una bienhechuría planetaria. Invadida, sacrificando vidas y bienes, en peligro de ser territorialmente desmembrada y destruidas sus infraestructuras vitales, a Ucrania le urge la paz que también necesita Rusia, la cual pierde hijos, dilapida recursos, soporta sanciones económicas y se aísla internacionalmente.
La paz es también vital para Europa que no está preparada para la guerra, no la desea, no gana nada con ella y es apartada de sus metas, principalmente de los esfuerzos por el bienestar de sus ciudadanos.
En tanto, para Estados Unidos pudiera ser aceptable un retorno al status quo previo al 24 de febrero del 2022. Tal vez si Crimea y Donbass no fueran ucranianas ni rusas, sino independientes, Rusia pudiera darse por satisfecha. Paz para todos es la propuesta de China, lo cual es viable porque, a pesar de lo tenso de la situación, a escala mundial existe más consenso para la paz que para la guerra.
Antes de presentar la propuesta el responsable de la diplomacia china, Wang Yi, se reunió con el presidente ruso, Vladimir Putin, y luego Aleksandr Lukashenko, presidente de Belarús y aliado de Rusia, lo hizo con Xi Jinping, ocasión en que apoyó su propuesta. De hecho, China, India y Belarús, los únicos países que han mostrado alguna compresión hacia Rusia, apoyan la propuesta de paz.
Un paso, aunque mínimo, de significado real, fue el breve intercambio sostenido el pasado jueves en Nueva Delhi, entre Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos, y Serguei Lavrov, jefe de la diplomacia rusa que, según María Zajárova, vocera del Kremlin, se realizó por iniciativa de Blinken y permitió el primer encuentro cara a cara desde el comienzo de la guerra. A un año de iniciada la guerra, lo mejor que ha ocurrido es que existe un plan de paz presentado por China, a la vez que el principal aliado político de Rusia, el mayor socio comercial de los Estados Unidos.
Al abogar por un “alto al fuego” y por el respeto a la soberanía y la integridad territorial de los países involucrados, China asume los preceptos esenciales del derecho internacional vigente, los cuales ningún país firmante de la Carta de la ONU, incluida Rusia, puede desconocer.
Al presentar su plan de paz, China es consecuente con su política exterior, a la vez que responde a un reclamo de Occidente que, reiteradamente la ha instado a aprovechar sus vínculos con Rusia y la comunicación con sus líderes para interponer sus buenos oficios ante Moscú, poner fin al conflicto y alcanzar la paz.
Según reporta la agencia rusa Sputnik, el pasado día 2 del presente mes, el embajador de China ante la Unión Europea, Fu Cong, declaró que: “China no seguirá ciegamente la posición de otros en el asunto de Ucrania... China —añadió el diplomático— tiene su política exterior independiente...” La declaración es un claro mensaje para la Unión Europea y Estados Unidos, pero también para Rusia. La paz, afirmó Nelson Mandela, no es un camino, sino el camino.