Opinión

Una agenda de democracia, libertad y paz

En la reunión que sostuvieron los presidentes Joe Biden, de Estados Unidos, y Gustavo Petro, de Colombia, este último anunció que su agenda es de democracia, libertad y paz

En la reunión que el pasado jueves sostuvieron los presidentes Joe Biden, de Estados Unidos, y Gustavo Petro, de Colombia, este último anunció que su agenda es de democracia, libertad y paz. A su vez, mandatario estadounidense respondió: “Estoy ansioso por profundizar y desarrollar nuestra cooperación”. Música celestial para nuestros oídos y abrazo de respaldo al primer presidente exguerrillero que ha tenido Colombia.

El anterior presidente -Iván Duque- a pesar de su cercanía ideológica con el expresidente Donald Trump y sus esfuerzos, a veces lindando con la indignidad, para que le concediera una entrevista, nunca logró pisar la oficina oval.

Las relaciones entre los dos países, si bien nunca se han roto, sí han atravesado por momentos difíciles luego del periodo de marasmo entreguista en que el país miraba alelado al Norte: réspice polum (mirar al Norte) decía el presidente Marco Fidel Suárez (1918-1921).

Y aunque posteriores gobiernos liberales progresistas quisieron cambiar la fórmula por réspice similar (mirar a los iguales), es decir, a Latinoamérica, nuestras relaciones con los amigos del Norte han sido siempre desbalanceadas, complicadas y con vaivenes hasta llegar al infamante retiro de la visa al presidente Ernesto Samper Pizano (1994- 1998), luego de que lo acusaran de haber recibido financiación para su campaña presidencial por parte del Cártel de los hermanos Rodríguez Orejuela, uno de ellos muerto en prisión en Estados Unidos y el otro aún en una cárcel de máxima seguridad en ese país, a pesar de su avanzada edad y precario estado de salud.

Coincidió ese periodo presidencial con el de Myes Frechete como embajador de Estados Unidos (1994-1997) durante el Gobierno de Bill Clinton y, a partir de ahí, la agenda con ese país ha estado siempre marcada por el tema de las drogas.

Frechete intervenía tan abiertamente en política interna que era apodado El Virrey. Fue un acérrimo opositor del presidente Samper, de centro-izquierda. Eso, y el retiro de la visa, llevaron las relaciones al nivel más bajo de toda su historia. “Hay secretos de Estado que no contaré”, dijo, y muchos interpretaron que se refería a la acusación, nunca probada, contra el presidente Samper, de que había intervenido de alguna manera en el asesinato de Álvaro Gómez Hurtado, su opositor del Partido Conservador.

En julio del 2017, poco antes de morir, Frechete, en una larga entrevista a un conocido periodista colombiano, afirmó que durante su tiempo como embajador, personas de notable figuración en la política, “lo tantearon” para saber qué opinaría si se daba un golpe de Estado en Colombia. Como también se dijo que Gómez había rechazado tajantemente asumir el poder en caso del golpe, eso equivalía a una exculpación de Samper, de quien también dijo Frechette en esa entrevista: “Para los gringos, Samper tenía lepra. Punto”. Más tarde diría Samper que, de lo único que se arrepentía de su mandato, era de no haber expulsado a Frechete. Sobre el expresidente Álvaro Uribe dijo el embajador que Estados Unidos lo había apoyado porque siempre mostró ser “un hombre de los gringos”.

Aunque también dijo que le preguntó por qué había nombrado a un narcotrafi cante en la dirección de la Aeronáutica Civil (que controla la entrada y salida de vuelos, incluidas las avionetas del narcotráfico) y que Uribe le respondió que él no sabía en ese entonces que lo fuera.

Con el paraguas de la lucha contra el narcotráfi co se ha apoyado el combate a la subversión: el Plan Colombia con el que se fortaleció al Ejército nacional, hasta asestarle los más duros golpes a las FARC, se presentó con ese propósito.

Ahora Petro presenta una agenda que busca desnarcotizar la agenda poniendo el acento en la lucha contra el cambio climático, la defensa de la Amazonía y construir una economía verde en todas las Américas. Según sus declaraciones, Estados Unidos se comprometió con medio millón de dólares para el Fondo de Revitalización, y el medio ambiente y hablaron de la posibilidad de cambiar deuda por acción climática en todo el mundo para lo cual Biden se comprometió a llevar la propuesta al FMI.

Siempre según el presidente Petro, se comprometieron a crear una especie de Alianza de las Américas para la Prosperidad Económica: a partir del potencial energético de América Latina construir una red de transmisión eléctrica para todos los países del área, en lo cual adquiere una gran importancia Panamá: Colombia está integrada eléctricamente con el Sur y Centroamérica lo está en buena parte; agregando al Istmo se completa la integración.

Asegura Petro que plantearon cómo ayudar a una verdadera Reforma Agraria en Colombia (ya este Gobierno ha dado pasos en ese sentido con la compra de tierras para distribuir a campesinos despojados por los actores armados) y una política contra las drogas efi caz, con garantías para los campesinos.

Como era de esperar, se planteó el tema de las elecciones en Venezuela, junto con el de las sanciones a ese país y su incorporación al Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Para avanzar en ese sentido próximamente se reunirán en Colombia 20 cancilleres junto con el Gobierno venezolano y la oposición de ese país.

En cuanto al narcotráfico, la propuesta colombiana es perseguir al empresariado del negocio y a sus bienes, empeñándose a fondo en labores de inteligencia, y no al campesino que cultiva para subsistir y para ello solicitó apoyo en drones, lanchas, todo lo que necesita la interdicción.

En cuanto al problema migratorio, manifestó el presidente Petro que quedó claro que si no mejoran las condiciones de los países de origen no habrá solución.

Las palabras del presidente Joe Biden dan idea de la importancia concedida a este encuentro: “Colombia es la piedra angular de nuestros esfuerzos compartidos para construir un hemisferio más próspero, igualitario y democrático”.