Opinión

Más allá de la Luna

¿Por qué si hace 50 años, con 6 naves y 18 astronautas los norteamericanos fueron a la Luna, ahora gastan una fortuna para regresar allí: ¿Cuál es la novedad o cuál el misterio?

Un joven que escribía un ensayo sobre la “Conquista del Espacio”, se desconcertó con el Programa Artemis de la NASA, destinado a regresar a la Luna en el 2025, y compartió algunas de sus dudas: “¿Por qué si hace 50 años, con 6 naves y 18 astronautas los norteamericanos fueron a la Luna, ahora gastan una fortuna para regresar allí: ¿Cuál es la novedad o cuál el misterio?”

Parece obvio que el Programa Artemis, el mayor proyecto espacial en marcha, en el cual se asocian agencias estatales estadounidense con empresas privadas de Elon Musk y entidades europeas, asumiendo el Programa como un esfuerzo para establecer una presencia humana sostenible y prolongada fuera de la Tierra con la mirada en los viajes tripulados a Marte calculados para el 2040.

El primer vuelo de Artemis (no tripulado) se realizó a finales del 2022. Duró 26 días, recorrió más de 2 millones 300 mil kilómetros; orbitó la Luna e impuso el récord de 432 mil 192 kilómetros, máxima distancia alcanzada por una nave capaz de transportar humanos.

Este viaje inaugural del programa sirvió para comprobar la eficiencia del cohete propulsor, llamado Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS), el mayor y más poderoso misil construido nunca, fabricado por SpaceX, la compañía privada de Elon Musk y la cápsula Orión, en la cual viajarán los astronautas que, en la órbita lunar, se acoplará con el módulo Starship (aún no probado) en el cual desembarcarán en la Luna.

El Starship HLS (Sistema de Aterrizaje Humano) es una novedad respecto a los anteriores viajes a la Luna y, más que una necesidad del viaje al satélite de la Tierra, puede tratarse de un componente de vuelos más lejanos, el más inmediato a Marte.

El esquema del vuelo de la Misión Artemis III consiste en el envío de una nave Orión que en la órbita lunar se encontrará con la Starship HLS (nave estelar), lanzada previamente, con la cual se ensamblará, permitiendo que dos tripulantes de Orión se trasladen a ella.

Una vez ejecutada la maniobra, Starship HLS encenderá sus motores y se dirigirá a la Luna, donde descenderá. Concluido los trabajos, los astronautas la abordarán de nuevo realizando un vuelo inverso que la llevará a la cápsula Orión con la cual se acoplará para que ser abordada por los astronautas procedentes de la Luna, en la cual regresaran a la Tierra.

Tras la compleja maniobra, Starship HLS permanecerá en la órbita lunar y, al menos en teoría podrá recibir a otras tripulaciones para, previo reabastecimiento de combustible, llevarlas a la Luna o quizás más lejos. Algo que también pudiera hacer Starship HLS, concebida para operar exclusivamente en el vacío del espacio y que, por carecer de escudo térmico y sistema de frenado, no puede volar a la Tierra, es trasegar personas y cargas entre la Luna y Orión y viceversa.

La tripulación presentada el domingo pasado está formada por el comandante, Reid Wiseman (47 años), Víctor Glover, piloto, con 46 años, que será el primer afroamericano en una misión lunar, y Christina Koch, la primera mujer en la órbita lunar, quien tiene 44 años y varias misiones espaciales. A ellos se sumó el canadiense Jeremy Hansen. Estarán nueve días en el espacio. Buena suerte.