Quintana Roo

Por Salvador Canto

 

En medio de un proyecto hotelero de gran nivel como lo es Isla Blanca, la zona continental de Isla Mujeres enfrenta serios problemas en materia ambiental por la existencia de cuatro basureros, uno de ellos en funcionamiento y tres más clausurados pero que no llevan un correcto mantenimiento para mitigar parte de la contaminación que generan todos   los días.

Hasta el momento, ninguna autoridad tanto de los municipios de Isla Mujeres y Benito Juárez, el Estado e incluso de la Federación, han dicho nada respecto al desastre ecológico que se registra con el tema de los rellenos sanitarios que están clausurados y a pesar de que ya no reciben basura ahí, ante la falta de un tratamiento adecuado, continúan generando gas metano y escurriendo grandes cantidades de lixiviados.

Tampoco, han mencionado nada en torno al colapso que se avecina con el relleno sanitario que está en servicio denominado Centro Integral de Residuos Sólidos intermunicipal (Benito Juárez-Isla Mujeres), que está enclavado a un par de kilómetros de la Ciudad Militar, en el camino conocido como Ramal Norte.

Contrario a lo que se cree, el lugar ya es un verdadero caos para el depósito de la basura porque no hay la separación de los residuos que prometieron las autoridades y la empresa que lo administra, ha preferido el tema económico que atender su responsabilidad.

“Ya no hay control, la basura se descarga directamente en los montículos, las bandas separadoras no funcionan desde hace mucho tiempo”, reveló el operador de uno de los camiones recolectores.

El problema no solo es la pestilencia que se genera, sino todo lo que se va acumulando y causa el evidente colapso que ha obligado al gobierno de Benito Juárez, de manera discreta, a generar los estudios para la apertura de una nueva celda en ese predio que fue adquirido a una familia de ejidatarios de Isla Mujeres en el 2013.

Pero el problema no solo es ahí en el basurero, sino que además al no haber un control con el tema de la recolección, en las esquinas de las calles y fraccionamientos de la ciudad, todos los días hay decenas de bolsas amontonadas y otras rotas por la fauna callejera, lo que complica aún más la situación ambiental donde los ciudadanos tampoco ponen de su parte por falta de una cultura al respecto.