Primera parte
Por Justino Xiu Chan
FELIPE CARRILLO PUERTO, 22 de diciembre.- “A poco más de una década de la llegada de los españoles a la costa de la Península de Yucatán, en 1517, y de la celebración de la primera misa en Cozumel, el 6 de mayo de 1518, vinieron nuevos grupos de franciscanos, su principal labor, fue evangelizar a los mayas y construir iglesias y conventos que hoy en día forman parte de la Ruta de las Iglesias.
En el Guion Histórico de Tihosuco, su autor, Mario Chan Collí, cronista vitalicio de Felipe Carrillo Puerto, resumió en casi 10 cuartillas los sucesos más importantes que se han registrado en la comunidad de Tihosuco desde hace más de cinco siglos. Y los plasma en por lo menos nueve episodios.
1.- “Cuando arrecie el viento en las alturas, el sastún, piedra de la adivinación, hablará de los montones de osamentas. Atrás de cada sombra se esconderá el terror. Además, dentro de lo más alto de las llamas acabarán con las milpas. La dulce miel de los árboles se unirá al dolor de la tierra del mayab”. Profecía del Ch’iilan Balam.
Menciona: “En el año de 1517 la expedición de Francisco Hernández de Córdova llegó a las costas de lo que hoy es el estado de Quintana Roo. Los expedicionarios salieron de la isla de Cuba. Descubren y exploran las costas de la Península de Yucatán”.
La expedición recorre Isla Mujeres, Cozumel, Cabo Catoche, Ecab, Campeche y Champotón, el territorio que ocupa Quintana Roo lo conformaban los cacicazgos o señoríos de Ecab, Uaymil, Chactemal, Cuzamil y Cochua.
Los pueblos mayas de Tepich y Tihosuco compartieron la cabecera de Cochua en diferentes épocas. A la llegada de los españoles, Tihosuco figuraba como su cabecera o pueblo principal.
Los asentamientos más importantes del cacicazgo de Cochua fueron Chik’indzonot, Ichmul, Tepich, Tihosuco, Sabán, Sacalaca, Xquerol, Tíituk, Polyuc, Telá y Chunhuhub.
2.- Jo’ tsuk es el nombre maya de Tihosuco, significa “cinco estómagos” o “cinco promontorios”, También se refiere al Centro Histórico, por ser la confluencia de cinco calles y cinco suburbios.
Se localiza en el noroeste del estado de Quintana Roo, dista a 86 kilómetros de la ciudad de Felipe Carrillo Puerto, a 66 kilómetros hacia el norte, se encuentra el pueblo mágico de Valladolid, Yucatán. La población actual de Tihosuco es de 5 mil 800 habitantes.
Un Censo del año 1832 señala que sus habitantes ascendían a 7 mil 400 individuos. Durante este tiempo, Tihosuco y Valladolid eran las localidades más prósperas de la provincia de Yucatán.
A ambas localidades las une la carretera federal 295. Esta importante vía de comunicación enlaza a sitios de interés histórico y cultural. En el trayecto se localizan los pueblos de Tepich, Chichimila y Xocen. En este ultimó poblado se encuentra el centro ceremonial maya más importante en el estado de Yucatán.
Llegada de los españoles
En el documento revelado por el cronista vitalicio, en su tercer episodio, refiere que “a poco más de una década de la llegada de los españoles a la costa de la Península de Yucatán, en 1517, y de la celebración de la primera misa en Cozumel, el 6 de mayo de 1518, vinieron nuevos grupos de franciscanos, su principal labor fue evangelizar a los mayas”.
Como antecedente se cita en el libro Relación de las Cosas de Yucatán, escrito por Fray Diego de Landa que “en el año de 1519, el Papa León X erige la diócesis Carolense en un territorio indeterminado al que se llama Yucatán.
En ese mismo año llega desde Cuba “la tercera expedición integrada por Hernán Cortés y Francisco de Montejo, desembarcan en Cozumel y se realizan las primeras pláticas evangelizadoras a los nativos”.
Se describe en una ficha histórica un dato trascendente
Es una cédula real que nos remonta a lo que probablemente sea la primera construcción eclesiástica en estas tierras. “Para 1561, varios de los conventos estaban iniciados y había necesidad de construcción de otros. Esta situación de la provincia se ve reflejada en una licencia que el virrey dio al padre Lorenzo de Bienvenida”.
Fechado el 6 de noviembre de 1561, el documento nos dice lo siguiente: “Esta real cédula concede a los franciscanos la aprobación de todas las obras y también se ordena la ayuda de los encomenderos para la construcción de iglesias y monasterios. El costo de las construcciones se haría conforme al lugar donde se erigiesen, participando ya bien sea la Corona y el encomendero, en pueblos encomendados a particulares siempre con la participación de los indios en la construcción de los edificios”.
En 1563 ya habían fundado 12 conventos, de los cuales, seis estaban terminados. Otros dos comenzados a edificar y en 1586 existían 22. En el siglo décimo séptimo aumentaron a 32.
El texto de la real cédula nos acerca mucho más a las edificaciones de monumentos con estructura conventual en Quintana Roo.
Complementa los datos el siguiente texto: “Por la presente doy licencia a los religiosos de la dicha orden de San Francisco para que puedan acabar y se acaben el monasterio que tienen a edificar en el pueblo de Campeche, que está en la real Corona y otros en el pueblo de Calkiní encomendado en la viuda de Santa Clara. Y otro convento en la ciudad de Mérida y otro en los pueblos de Maní y Ticul que están en Real Corona y otro monasterio que está en los pueblos de Homún y Hocabá encomendados en particulares.
Y así los conventos que están señalados en el pueblo de Sotuta y su provincia encomendados a particulares y si se sabe de otro monasterio que está comenzado en el pueblo de Izamal encomendado en particulares.
Además de otro convento que no está comenzado en el pueblo de Cicontún encomendado en particulares y otro fuera de la Villa de Valladolid en la demarcación de los indios.
Y otro en Comolchen provincia de los cupules, y otro en Motul provincia de Quehpeche y además del convento en el pueblo de Kunka y en el pueblo de Sacalaca que es en la provincia de Cochua.
“Que todos estos dichos pueblos son encomendados en particulares para edificios, de los cuales con tanto que sean las casas humildes y de obra moderada”.
De la iglesia de Tihosuco nos narra su tercer encomendero, Antonio Méndez que dejó escrito que en 1579 “Tihosuco contaba ya con un templo construido por indios labrado en cal y canto, coro y sacristía, poseía ornamentos de plata y una cruz dorada con bordados de plata y oro entre otros enseres”.
El primer encomendero fue Francisco Hernández y al fallecer, su viuda María Hernández ostentó el cargo. Al casarse con Antonio Méndez, éste asumió la responsabilidad de encomendero. En diferentes libros y archivos históricos se halla información de la presencia de los franciscanos en la Península de Yucatán.
En los siglos décimo séptimo y décimo octavo se consolidaron con más de 32 iglesias conventuales, sin embargo, existe escasa información sobre la iglesia conventual de Tihosuco, sobre su estructura, su funcionalidad y estilo entre otros detalles.
Refiere: “Desafortunadamente hay pocas fechas asociadas con un edificio tan vasto e importante”. “Existe evidencia que alrededor del año 1752 el cura José Martín de Espinosa repara la sacristía y la casa cural, hay cuatro crudos retablos de mampostería de corte neoclásico en ambos lados de la nave”.
La fecha 1839 es la más contundente que tenemos de Tihosuco. Aparece en el exquisito tazón de la pila bautismal, pulcra ornamenta producto sin duda del maestro Pascual Estrella. “Se trata de una de las pilas más elaboradas de la Península. Ostenta una cenefa de querubines y motivos vegetales y en su reborde la fecha 1786, en que se bautizó por primera vez”.
En el Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Yucatán, localizado en el exconvento de Conkal, se obtuvieron fragmentos de un documento denominado Santa Visita del Pueblo de Tihosuco. Narra lo visto en el monasterio por el entonces arzobispo Luis de Piña y Mazo.
Tihosuco se había convertido en centro de adoctrinamiento con escuela parroquial.
El reciente repoblamiento de Tihosuco se dio en el año de 1928.
Un grupo de 40 familias procedentes de Dzinup, Yucatán, se establecieron en este pueblo, entonces abandonado y sus edificios cubiertos de maleza. La iglesia de Tihosuco fue construida con piedras labradas de un conjunto prehispánico.
Se apunta que a finales del siglo décimo séptimo, la iglesia de Tihosuco había sido secularizada. Era una iglesia, que aunque no es de bóveda, está muy bien techada de vigas, muy bien ornamentada y gobernada.
Esta iglesia era sustancialmente primitiva descrita por la relación de 1579, con la adición de una nave de paredes de mampostería y techo de rollizos.
Los nuevos habitantes encontraron la fachada de la iglesia parcialmente destruida, bombardeada con cañones durante la Guerra de Castas. Su altar y su pila bautismal destruida, al igual que otros espacios del edificio.
El monasterio muestra su importancia con su camino de ronda conocida también como paso de la “gallina ciega”, ubicado en las paredes laterales.
Sus nuevos pobladores retomaron el nombre de Tihosuco, después de localizar el nombre inscrito en una campana, en lápidas y nichos de la iglesia. Desvencijado por el paso del tiempo y víctima de los saqueadores de tesoros y arte sacro, hoy presenta uno de los atractivos de la llamada Ruta de las Iglesias coloniales de Quintana Roo.