De la Redacción
CHETUMAL, 12 de marzo.- El narco-jet que se estrelló con más de una tonelada de cocaína cerca de San Pedro Peralta, municipio de Othón P. Blanco, es otra muestra del dinamismo de la ruta del narcotráfico en la frontera sur de México, específicamente en Quintana Roo.
En esta ocasión fue un jet bimotor British Aerospace 125 cargado con aproximadamente una tonelada 200 kilos de cocaína, que se desplomó en la selva baja en los límites ejidales de El Cedral y San Pedro Peralta, municipio de Othón P. Blanco, al parecer a consecuencia de un aterrizaje fallido.
A causa del impacto falleció el piloto, al parecer de origen colombiano y de entre 40 y 45 años edad, mientras que otra persona que lo acompañaba, de nacionalidad mexicana, resultó lesionada de gravedad y está internado en el Hospital General de Chetumal bajo custodia policial y militar.
El avión con matrícula N18BA, aparentemente sobrepuesta, está clavado en la selva, en un lugar al que los elementos del Ejército Mexicano pudieron acceder hasta la mañana del lunes, luego de abrir una brecha de más de un kilómetro a punta de machetes.
La ruta del narcotráfico en el municipio de Othón P Blanco con los límites de Bacalar se ha reactivado en los últimos años, pues el año pasado fue utilizado por los delincuentes al habilitar pistas clandestinas en las comunidades Payo Obispo, Río Verde y Miguel Alemán, en el municipio de Bacalar, pero donde habían bajado aeronaves de menor tamaño, tipo Cessna, capaces de volar a muy baja altura y aterrizar en caminos rurales.
No obstante, cabe hacer mención que aviones jet, de mayor potencia y costo que las avionetas, se han visto con mayor frecuencia en las actividades del narcotráfico en la frontera México-Belice.
La situación es tal que, incluso, un jet cargado de droga aterrizó a finales del año pasado en pleno Aeropuerto Internacional de Chetumal.
Fue durante la madrugada del viernes 30 de noviembre cuando el jet modelo Hawker de la marca Beechcraft aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Chetumal, procediendo el personal de la torre de control a su localización, ubicándola al oeste de la pista, casi frente al Centro de Readaptación Social (Cereso), cerca del lugar donde los aviones dan vuelta antes de iniciar su carrera de despegue.
Supuestamente encontraron la aeronave alrededor de las 4:15 horas, por lo que procedieron a dar parte a la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) para remolcarla hasta enfrente de la torre de control, y fue puesta a disposición del Ministerio Público Federal (MPF) dependiente de la Procuraduría General de la República (PGR).
No hubo ninguna alerta en el Aeropuerto Internacional de Chetumal sobre el vuelo del jet modelo Hawker con matrícula apócrifa, así como ninguna situación de emergencia y tampoco detenidos.
El 8 de diciembre fue incinerada la casi tonelada y media de cocaína asegurada en el jet que aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Chetumal.
Otros casos recientes
El 20 de febrero una narcoavioneta fue encontrada por autoridades beliceñas cerca de la comunidad Blue Creek, Belice, ubicada al norte de este país, a escasos 2 kilómetros del poblado La Unión, México, lo cual muestra que el narcotráfico es sistemático en esta frontera.
Según las personas que reportaron la aparición de la avioneta, esta nave tipo Cessna, que puede trasladar hasta 700 kilos de cocaína, estaba quemándose en un camino de terracería, en las cercanías de la comunidad Blue Creek, pero cuando llegaron los elementos policiales beliceños, el fuego ya la había consumido.
La aeronave se encontraba calcinada en su mayoría, no era de gran tamaño y fue encontrada en un camino de terracería, cercano a la comunidad Blue Creek, a escasos dos kilómetros del poblado La Unión, en la frontera mexicana.
El 9 de enero se generó una alerta por el sobrevuelo de una narcoaeronave movilizando fuerzas del orden de los tres niveles de gobierno, en la zona de Altos de Sevilla, Huatusco y Otilio Montaño.
Antes, el 26 de noviembre, efectivos del Ejército Mexicano encontraron restos de una narcoavioneta tipo Cessna Centurión II quemada y desbaratada en un área agrícola del lado del estado de Campeche, pero cerca de los límites con el municipio de Bacalar, estado de Quintana Roo; tienen el reporte de que ingresó a territorio mexicano desde el pasado 19 de noviembre y aparenta que por una falla se estrelló entre los matorrales colindantes a un potrero, a cinco kilómetros de una narcopista.
Eso sucedió pocos días después del macabro hallazgo de los cuerpos quemados de tres pilotos sinaloenses, en el camino a Nuevo Bécar, en el municipio de Othón P. Blanco.
Previamente, en agosto y octubre de 2018 fueron encontradas dos avionetas Cessna quemadas a propósito después de haber descargado drogas en caminos sacacosechas de Payo Obispo y de Río Verde, del municipio de Bacalar, ubicadas pocos kilómetros al norte de Nuevo Bécar, del municipio de Othón P. Blanco.
En este sentido, los aterrizajes de narcoavionetas en la frontera México-Belice son frecuentes, ya que en diversas ocasiones se han reportado avistamientos de este tipo de aeronaves, tanto del lado mexicano como del lado beliceño; sin embargo, rara vez son capturadas con su cargamento.
Este tipo de aeronaves utilizan pistas hechas o caminos de terracería de difícil acceso, generalmente brechas utilizadas por campesinos, estos caminos son podados en los costados para que no dañen las alas de las aeronaves.
Debido a que se ubican en lugares de difícil acceso y poca vigilancia, es fácil para los narcotraficantes descargar las aeronaves y moverlas por tierra.
Además, es necesario mencionar que Belice, como parte de las operaciones del narco, figuró en las declaraciones de Vicente Zambada, quien testificó en un tribunal de Nueva York contra Joaquín “El Chapo” Guzmán, exjefe del Cartel de Sinaloa. Vicente Zambada es hijo de Ismael Zambada García, también uno de los líderes de la organización.
De acuerdo con publicaciones de los medios de Estados Unidos, “les contó a los miembros del jurado historias no sólo sobre las operaciones del narcotraficante en México, Honduras y Belice, sino también sobre sus proveedores, distribuidores, guardaespaldas, asesinos, primos, hermanos e hijos”.
De tal manera, Belice ha sido colocado como parte de la red del Cartel de Sinaloa durante el juicio de Joaquín “El Chapo” Guzmán, el principal capo de la droga de México, que tiene en la zona sur de Quintana Roo también la parte complementaria de esta activa narco-ruta de la zona fronteriza mexicana.
2018 marcado
por aumento de
narcoavionetas
El pasado 2018 fue marcado por un aumento considerable en las actividades de narcoavionetas en la frontera México-Belice, en donde a los narcotraficantes ya no les importa destruir las aeronaves después de retirar los cargamentos de droga.
La situación se volvió tan descarada en el norte de Belice y el sur de Quintana Roo, que un avión cargado con cocaína aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Chetumal y los tripulantes escaparon.
La franja fronteriza entre Quintana Roo y Belice se ha convertido en un punto estratégico para el paso de droga con rumbo a los Estados Unidos, por tratarse de una zona poco vigilada y que por sus condiciones rurales de múltiples caminos sacacosechas y extensos campos de cultivo, es ideal para las operaciones de los narcotraficantes, quienes en este 2018 han intensificado y extendido sus actividades ilegales, al grado de reportarse un promedio de 3 narcoavionetas que aterrizan y despegan cada semana.
Los narcotraficantes operan con suma facilidad en este punto fronterizo y están extendiendo sus operaciones al interior de la península, aterrizando las aeronaves en campos y caminos que son habilitados como pistas clandestinas donde descargan la droga, que tiene como destino final los Estados Unidos. Posteriormente, despegan y regresan a los lugares de donde proceden, donde vuelven a ser cargadas de estupefacientes y repiten el proceso, por lo menos 3 veces por semana.
Aquellos artefactos que se descomponen y ya no pueden despegar son incendiados para destruir las evidencias de la actividad ilegal de tráfico de droga, aunque se tiene un par de casos donde se hizo la detención de presuntos implicados y se aseguraron las avionetas en buenas condiciones. Además, sólo se ha sabido de un incidente en el que la droga pudo ser decomisada.
Cabe mencionar que desde el 2017 se mantiene muy activa la ruta de la droga en esta región fronteriza, pero este año se ha intensificado utilizando caminos rurales y hasta carreteras de Belice para bajar las aeronaves, y luego introducir la droga a México atravesando el río Hondo, cerca del punto trino que marca la frontera México-Belice-Guatemala, aprovechando los puntos ciegos de nula vigilancia.
Los narcotraficantes operan con base en Chetumal y sus actividades se extienden a Belice, donde controla la zona de Blue Creek, área de las localidades menonitas cercanas a La Unión, Quintana Roo, pues inclusive se han encontrado avionetas útiles para el traslado de cargamentos de cocaína resguardadas en algunos de sus ranchos.
La zona de operación para la descarga de droga también abarca la parte sur del río Hondo, desde San Francisco Botes hasta La Unión, donde actualmente se practica el bombardeo de paquetes de droga en el río, en sobrevuelos rasantes, para que luego sean recogidos por medio de lanchas.
De acuerdo con información de corporaciones de la fuerza pública, el trasiego aéreo de droga en la frontera México-Belice se ha intensificado este año, contándose en lo que va del 2018 un promedio de 3 narcoavionetas por semana.