Quintana Roo

Por Yolanda Gutiérrez

Aunque la temporada de Spring Break se caracteriza este año por la llegada de un número menor de jóvenes estudiantes, los que pese a todo arriban y arribarán a lo largo de las siguientes semanas suelen permanecer en las playas de los hoteles en los que se hospedan, lo que no impide que guardavidas del Grupo de Rescate Acuático de Protección Civil se preparen para jornadas mucho más activas, debido a que los arenales de algunos de los centros de hospedaje que reciben a este segmento turístico colindan con balnearios públicos, motivo por el cual deben velar por la seguridad de todos los bañistas.

Además, el final de la temporada de springbreakers prácticamente coincidirá con el arranque de las vacaciones de Semana Santa, lo que también implicará mucho más trabajo para los socorristas.

Elementos del Grupo de Rescate Acuático manifestaron que a pesar de que por lo general los estudiantes llegan ya muy aleccionados sobre lo que pueden y no pueden hacer durante su estancia en Cancún e incluso se les advierte de los riesgos que conlleva ingerir bebidas alcohólicas en exceso, sobre todo si es en la vía pública, a la mayoría estas advertencias les entran por un oído y les salen por el otro, hasta el punto de que año con año han tenido que lanzarse al mar para salvar de una muerte segura a springbreakers que se meten al agua ahogados en alcohol.

“Es un continuo batallar con ellos porque si les dices que no se metan al agua porque hay mucha corriente siempre salen con el argumento de que saben nadar muy bien y efectivamente, la mayor parte de las veces no pasa nada, los estamos vigilando hasta que salen por sí mismos, en otras ocasiones apenas pueden caminar de lo ebrios que están pero aun así insisten en meterse al agua y esto nos da bastantes quebraderos de cabeza”, expresó uno de los guardavidas, que años atrás laboró como socorrista en un hotel que alberga grupos de springbreakers.

El cual añadió que lamentablemente no hay un código de ética entre el personal de los snack bar en los centros de hospedaje y la mayor parte de los trabajadores continúa sirviendo alcohol a cambio de una buena propina a pesar del notorio estado etílico de los muchachos.

“Quienes se aprovechan así creo que no miden las consecuencias de lo que podría sucederle a los estudiantes, muchos de los cuales son en su país menores de edad para consumir bebidas alcohólicas, pero creo que evitar estas situaciones es responsabilidad de la gerencia del hotel y si se detectan esos comportamientos, considero que se debería amonestar o castigar al personal y si es reincidente, despedir al o los responsables”.