Por Yolanda Gutiérrez
Se echaron todos los kilos en Playa Delfines, con el objetivo de dejar el balneario “al cien” de cara a la recertificación que tendrá lugar este lunes para reafirmar el distintivo Blue Flag; desde temprana hora de la mañana, personal de la empresa que apoya al gobierno con los trabajos de limpieza, así como voluntarios y trabajadores del municipio, se abocaron a retirar el sargazo de la costa a fin de ofrecer una buena imagen para el turismo que nos visita y, naturalmente, a las familias locales.
Mario Alfonso Trujillo Pérez, experto en limpieza de playas, aclaró que, hablando de la certificación Blue Flag, el sargazo no es considerado como un ente contaminante, sino como un detalle de la naturaleza, por lo que aunque este lunes se encontrase en los arenales, esto no debería ser impedimento para renovar la bandera.
“A la hora de certificar, lo que validan son las corcholatas, latas de refresco, colillas, plásticos y demás basura inorgánica, eso es lo que no puede aparecer en una playa Blue Flag”.
Explicó que el procedimiento que emplean los verificadores para calificar la calidad de la arena es ingresando una pala a profundidad, para extraer la arena y ver si hay basura; en caso de encontrarla, sería un punto menos e incluso una playa podría perder la bandera por esta causa.
“Las máquinas que estamos empleando para retirar el sargazo de las playas realizan un cribado profundo y hemos sacado de todo, juguetes, muchas taparroscas, cantidades ingentes de colillas de cigarros, vidrios, latas de cerveza, pañales y, en Gaviota Azul, muchos preservativos, todo esto revuelto entre las algas”.
Por otra parte, Trujillo Pérez señaló que en torno al sargazo se han creado mitos que nada tienen que ver con la realidad y uno de ellos, el más popular y el que más adeptos tiene, es que el sargazo al paso de tiempo termina convertido en arena.
“Nada más falso. El sargazo se entierra, al embutirlo en la arena se comprime y conforme pasan los días se deshidrata, con lo que pierde volumen, se forman huecos en la arena y cuando rompe la ola, al retirarse se va llevando esa arena, lo que propicia la erosión”.
Agregó que el mito se origina porque al acumularse el sargazo en montones y al paso de los días, la hierba se deshidrata y suelta toda la arena que venía pegada, lo que provoca la impresión de que las algas se convierten en arena.
“Una realidad es que el sargazo es un organismo vivo que no se arranca del suelo marino sino que nace y crece en la superficie del mar; el problema es que por la gran cantidad de nutrientes que encuentra a su paso, duplica su tamaño en 18 días, por lo que una mancha de 50 metros cuadrados, por ejemplo, que derive hacia nuestras costas, crecerá a 100 metros cuadrados en los siguientes 18 días y así sucesivamente”.
Respecto al mal olor del sargazo cuando lleva varios días al aire libre, explicó que es originado por sus minúsculas vejigas natatorias, que a la hora de descomponerse emiten ácido sulfhídrico, que es lo que propicia el desagradable aroma a huevo podrido.