Quintana Roo

Ignoró la bandera roja, y fue arrastrado por la corriente

Por Yolanda Gutiérrez

Tremendo susto se llevó una familia que disfrutaba del mar en playa Delfines, cuando uno de sus miembros, ignorando la bandera roja que prohíbe el nado, así como las advertencias de prestadores de servicios y guardavidas, se metió a bañar y fue arrastrado mar adentro por la fuerte corriente, aunque afortunadamente logró ser rescatado sano y salvo.

Eran aproximadamente las 11:00 de la mañana cuando un bañista, que había acudido con su familia a la playa, decidió meterse al mar en una zona donde las corrientes marinas eran demasiado fuertes, motivo por el que los guardavidas habían colocado un banderín rojo que advierte del peligro que representa introducirse al mar en esa zona.

El primero en advertir al bañista, al decirle que era arriesgado meterse a nadar, fue un prestador de servicios de los que recorren los arenales con un menú, ofreciendo a los usuarios alimentos y bebidas.

Al ver que esta persona desoía su advertencia, volvió a decirle que no se metiera, que estaba la bandera roja y si se pone no es por adorno.

Pero el bañista no tomó importancia a sus palabras y se metió al mar, alejándose varios metros de la costa.

En un momento dado, comenzó a bracear angustiado, en virtud que era arrastrado mar adentro por la fuerte corriente, siendo los primeros en percatarse otros bañistas que se encontraban cerca, mismos que sin pensarlo dos veces se lanzaron al rescate.

Fueron secundados por personal de la empresa Beachland, encargada de la limpieza de las playas, que se encontraba en Delfines con el cometido de retirar el sargazo de cara a la recertificación para mantener la Blue Flag, demostrando así que efectivamente tienen conocimientos de primeros auxilios y rescates en el mar.

Tras unos minutos de luchar contra las corrientes y el oleaje, finalmente los rescatistas lograron llevar hasta la arena al necio bañista, cuya familia, durante todo el proceso de salvamento, se mostró nerviosa y desesperada, aunque afortunadamente todo quedó en un susto.

Los guardavidas que velan por la seguridad de los usuarios en Delfines no tuvieron oportunidad de llegar a tiempo para sacar al bañista del agua, por la simple, llana y sencilla razón de que las torres de vigilancia se encuentran demasiado alejadas de la orilla, con lo que se pierde un tiempo precioso, sin contar con que desplazarse de la torre a la orilla del mar a la carrera implica comenzar el salvamento ya cansados por las energías empleadas en llegar hasta la costa.

De hecho, pudieron detectar oportunamente al hombre en apuros, pero por la gran distancia que los separaba, pudieron prestar asistencia oportuna los bañistas que se encontraban cerca junto al personal de la empresa particular que coadyuva con la limpieza del sargazo.