Por Yolanda Gutiérrez
Uno de los factores que propiciaron la saturación del transporte urbano es la gran cantidad de unidades de TTE (Transporte terrestre estatal) que invadieron rutas ya establecidas, que en su mayoría contaban ya con un número suficiente de combis o camiones para dar el servicio, en lugar de abrir nuevas rutas en colonias y fraccionamientos donde es inexistente.
Es que la ciudad está invadida por cerca de mil 200 unidades de TTE, cuyos conductores son considerados de los más peligrosos del gremio, debido a la gran cantidad de accidentes que protagonizan, algunos con víctimas mortales o cuantiosos daños materiales.
Como muestra, el pasado 10 de mayo un chofer de TTE atropelló a una mujer de 82 años de edad, abuelita quien falleció posteriormente en el Hospital General, enlutando a una familia justo en un día tan señalado como el dedicado a quienes nos dieron la vida.
Más cercano en el tiempo, el pasado miércoles la irresponsabilidad de otro chofer de la misma empresa perdió el control de la unidad que manejaba y chocó, primero contra un poste de madera propiedad de Telmex, para terminar su loca carrera impactándose contra la barda de un domicilio particular, que destrozó como papel.
Es un hecho que los usuarios del transporte público arriesgan su integridad física día con día en las unidades de la empresa TTE, que cada dos por tres sufren accidentes, se estampan contra bardas, atropellan a ciudadanos e incluso matan a sus pasajeros, sin contar con que los choferes carecen de capacitación, manejan a exceso de velocidad, en infinitas ocasiones con el celular en la mano y para rematar, muchos de los conductores habían sido dados de baja previamente de la empresa tolerada La Franja, tal como declaró en una ocasión su dirigente, Vicente Olmos.
La ciudad está invadida por las unidades de TTE, cuya característica principal es la escasa ventilación, derivada de sus pequeñas y escasas ventanas, que hacen sufrir lo indecible a los pasajeros en temporada de calor.
Lo irónico es que TTE no abre nuevas rutas pese a que hay puntos de la ciudad en los que los residentes deben caminar hasta 15 minutos o más hasta llegar a un lugar por donde circulen los camiones, sino que prefieren invadir las rutas ya establecidas, lo que genera una saturación de unidades en todo Cancún y más específicamente en avenidas principales como Tulum y López Portillo.
Y a pesar de que en teoría está prohibido que vaya una sola persona parada en las vans, la realidad es que los choferes insisten en llevar gente en pie con el pobre argumento de que “son los usuarios los que se suben”, aunque vean que no hay espacio, sin saber que en caso de accidente, la aseguradora no se hace responsable de los daños si hay sobrecupo.