Quintana Roo

De la Redacción

“Tengo un comando armado afuera, somos varios y estamos armados”. Fue la amenaza que recibieron las tres jovencitas sonorenses y su entrenador cuando se encontraban en un hotel de la Supermanzana 60 de Cancún.

Con esas palabras, Luis Antonio C. M., consiguió sacarlos del hotel, para subirlos en un taxi, y trasladarlos así a un segundo hotel, en donde permanecieron sólo unos minutos.

Ahí, le hicieron la parada a un taxi de Isla Mujeres, todo el tiempo amenazados y con la idea de que el sujeto que iba con ellos estaba armado.

Las niñas de 13 y 14 años de edad fueron subidas a la parte trasera del taxi acompañadas del plagiario, mientras que el entrenador fue subido al asiento del copiloto.

La orden era ir hacia Playa del Carmen desde donde pedirían un rescate por ellas a sus familiares, pero en un semáforo, tanto el entrenador como una de las niñas se arrojaron del taxi al ver cerca una patrulla y fue entonces cuando pidieron auxilio gritando que los estaban secuestrando.

El plagiario trató de escapar corriendo, pero fue detenido, mientras que dos vehículos que iban escoltando el taxi con sujetos armados, lograron escapar de la policía.

Poco a poco han ido surgiendo datos precisos de como tres nadadoras sonorenses, menores de edad, fueron víctimas de un intento de secuestro junto con su entrenador de origen cubano.

Aunque de manera extraoficial ayer trascendió que Luis Antonio C. M., de 35 años de edad, quien cuenta con antecedentes delictivos en el estado de Veracruz, de donde es originario, dijo pertenecer a un grupo delictivo que opera en Cancún y Playa del Carmen.

El detenido dijo que las menores serían llevadas a una casa de seguridad en Playa del Carmen, desde donde pedirían rescate a sus familias, pues las menores forman parte de familias adineradas en el estado de Sonora e incluso dos de ellas son familiares directas de funcionarios de dicha entidad.

En tanto, el taxista Rocael L. L., de 28 años de edad, originario de Tabasco, dijo no tener nada que ver con el grupo delictivo, y que él sólo ofreció sus servicios cuando le hicieron la parada, por lo que esta versión ya es investigada por las autoridades.

Las niñas A. P. Z. A; A. L. M. C, y A. V. L. R., se regresaron al estado de Sonora, después de que fueran rescatadas por la policía, por lo que se encuentran a salvo con sus familias; aunque se desconoce si el entrenador F. M., de 44 años se regresó igual o si se quedó para apoyar a los demás competidores de la delegación sonorense que participan en la Olimpiada Nacional.

Hoy se sabe que cuando Luis Antonio C. M., entró al hotel en donde se hospedaban las nadadoras, al no alcanzar reservación en algún hotel de Zona Hotelera; las amenazó de manera verbal junto con su entrenador.

La amenaza fue que afuera del hotel había un comando armado con varios sujetos a bordo de dos vehículos, quienes estaban rodeando el centro de hospedaje.

Primero se acercó al entrenador a quien le dio un teléfono celular en el que otro sujeto le decía que debía seguir las indicaciones que Luis Antonio C. M., le diera, o de lo contrario su vida estaba en juego.

A través de videos de las cámaras del hotel, se puede apreciar como el entrenador junto con el plagiario entran a la habitación del entrenador y ahí, ambos se cambian y se ponen el uniforme de la selección deportiva de Sonora que es de color rojo.

Después, ambos salen de la habitación ya con el uniforme, y se dirigen a la habitación de las jovencitas, de donde salen instantes después con todo y maletas.

En la recepción, el entrenador dijo que irían a cenar y que regresarían en poco tiempo, pero ya no lo hicieron llevándose las llaves de las habitaciones.

Con un teléfono en mano, el delincuente se comunicaba con otro sujeto quien en llamada en altavoz, indicaba que era el líder de un grupo delictivo.

Las jovencitas y el entrenador creyeron que Luis Antonio C. M., se encontraba armado y por ello obedecieron sus indicaciones saliendo del hotel.

Además, dicho sujeto les dijo que serían llevadas a una casa de seguridad en Playa del Carmen, desde donde pedirían rescate por ellas, pues sabían que eran hijas de familias adineradas de Sonora.

Cuando salieron del segundo hotel, las niñas fueron subidas a la parte trasera del taxi, acompañadas del plagiario, mientras que el entrenador se subió en el asiento del copiloto.

En el trayecto, el entrenador le hacía señas al taxista tratando de pedirle que solicitara ayuda, pero este no logró entender los ademanes.

Fue en un semáforo, cuando por el espejo retrovisor el entrenador logró ver una patrulla cercana y al estar detenido momentáneamente el taxi, abrió la puerta y se arrojó a la calle, acción que siguió una de las niñas quien también se lanzó del taxi y fue así: como comenzaron a gritar pidiendo el auxilio a la patrulla.

Al ver la presencia de la policía, el plagiario bajó del taxi y salió corriendo, pero fue alcanzado por los policías, quienes pidieron apoyo al ver que uno o dos vehículos más con sujetos armados iban escoltando el taxi, pero dichas unidades lograron escapar.

Así fue la pesadilla que vivieron las niñas deportistas, quienes en lugar de cumplir su sueño de participar y ganar alguna medalla en una Olimpiada Nacional, se regresaron a la ciudad de Hermosillo, Sonora, en donde ya se encuentran con sus familias sanas y salvas.