Quintana Roo

Por Salvador Canto

 

La falta de inspectores dentro de la delegación de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), aunado a la corrupción que ha imperado en dicha dependencia durante muchos años, ha provocado que a todas horas y cualquier día, los delitos ambientales se registren sin que sean atendidos con prontitud, pues cuando lo hacen, el daño ya es irreversible.

En Isla Blanca, existen muchos indicios de delitos ambientales, los cuales, se han extendido en prácticamente toda la zona norte del Estado, pues no existe un verdadero compromiso del gobierno federal para atender el tema del medio ambiente.

A la corrupción que ha imperado dentro de la delegación estatal de la Profepa durante varios sexenios, se le suma la falta de inspectores en la actualidad para atender la situación que prevalece en muchos casos por delitos ambientales.

El pasado lunes, vecinos de Punta Sam detectaron en un predio de la zona, actividades de poda y tala en la vegetación de manglar rojo (Rhizophora mangle ) y manglar negro (Avicennia germinans ), debido  que son especies en estatus de riesgo y listadas en la NOM-059-SEMARNAT-2010, bajo la categoría de amenazada.

Al parecer, esto se hizo sin la respectiva autorización y de acuerdo al artículo 117, fracciones II y III, de la Ley General de Vida Silvestre, se estaría incurriendo en un delito federal.

De acuerdo con los denunciantes, los hechos fueron reportados a la delegación de la Profepa, donde les indicaron que solo cuentan con cuatro inspectores en Cancún, pero que en esos momentos, se encontraban en un curso fuera de Quintana Roo y no había nadie que atendiera la denuncia.

Esto, demuestra la falta de compromiso real de dicha autoridad federal para atender los graves casos de afectación ambiental, lo cual es aprovechado por empresarios y personas para avanzar con sus proyectos a pesar de que en muchos casos o no tienen permisos o de plano, están vencidos, pues saben que no hay autoridad que les diga algo.

Y si posteriormente llegan y el daño ya está hecho, aceptan la reparación del mismo, pagan la multa y con la afectación irreversible, prosiguen con sus proyectos sin problema alguno.