Quintana Roo

Por Miguel Ángel Fernández

CHETUMAL, 19 de julio.- Los abusos de la Dirección de Fiscalización en contra de todo comerciante están llegando a grados insostenibles para la ciudadanía, sobre todo por los actos que demuestran que el gobierno de Otoniel Segovia Martínez se ensaña con los que menos tienen.

Junto con la deficiencia en la recolección de basura, la Dirección de Fiscalización es el área más cuestionada en esta administración, por efectuar un terrorismo fiscal mostrando insensibilidad respecto a las condiciones económicas de la gente de la capital del estado y lesionando a los pequeños negocios al aplicarles multas por consigna, como una autentica casería.

Desde la semana pasada se han expuesto casos de como la dirección encabezada por Emmanuel Magaña Cirerol se ha ensañado con las tiendas de abarrotes, que ahora son inspeccionadas para levantar procedimientos, al encontrar la venta de algún producto que no esté dentro de su giro.

Han sido constantes las quejas en contra de Emmanuel Magaña Cirerol, pues tanto él como su personal, son señalados de maltrato a las personas, al contribuyente y a los ambulantes, en el sentido que reciben un trato tajante, grosero y déspota.

El ayuntamiento debería incentivar el comercio, pero por su voracidad recaudatoria e insensible, lo único que hace es que la gente no quiera invertir, emprender o poner un puesto, porque saben que Fiscalización los va a multar.

Mientras las políticas del gobierno federal, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, son para fomentar la economía y apoyar a los que menos tienen, todo lo contrario se observa en el gobierno municipal, por la insensible política recaudatoria basada en el terrorismo fiscal.

Aun cuando los pequeños establecimientos en la capital cumplen con sus impuestos y presentan licencia de funcionamiento, ahora los inspectores de la Dirección de Fiscalización tienen la misión de “reventar” a quienes vendan otros productos que no se consideren dentro del giro.

El terrorismo fiscal de Segovia Martínez resulta un exceso y un atropello para los pequeños comercios de la ciudad capital, mostrando su verdadera cara que es totalmente contraria al contenido de la página del Ayuntamiento de Othón P. Blanco, donde quiere mostrarse cercano a la población.

La situación se vuelve insostenible, mientras que Emmanuel Magaña sigue siendo señalado una y otra vez de actuar en contra del ingreso de las familias dedicadas al comercio en la vía pública.

Hasta el momento, ninguna autoridad municipal parece ponerle un alto a las conductas que son señaladas de humillar a los vendedores, de causar manifestaciones y de imponer cobros que duplican lo que pagaban durante el año pasado cientos de familias.