Por Miguel Ángel Fernández
CHETUMAL, 20 de julio.- En Othón P. Blanco pequeñas empresas son multadas por decenas de miles de pesos, mientras que grandes empresas internacionales gozan de la complacencia de la comuna, todo por las irregularidades que imperan en la Dirección de Fiscalización.
Mientras que a pequeñas empresas quieren hacerles pagar mediante procedimientos, multas y tramites, más de 8 mil pesos y algunos casos montos superiores a 20 mil pesos, a las grandes empresas les hacen cobros menores a 5 mil pesos.
Esto sólo muestra que se mantiene la corrupción en la Dirección de Fiscalización, a cargo de Emmanuel Magaña Cirerol.
En este sentido, cabe recordar que a pesar de la situación económica, los micronegocios son blancos de la voracidad recaudatoria del gobierno de Otoniel Segovia Martínez.
Por años, los pequeños negocios han buscado alternativas para variar productos y poder hacer frente a las bajas ventas que presentan, situación que ahora está siendo una justificación del gobierno municipal de Othón P. Blanco para recaudar más.
Mientras las políticas del gobierno federal, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, son para fomentar la economía y apoyar a los que menos tienen, todo lo contrario se observa en el gobierno municipal por la insensible política recaudatoria basada en el terrorismo fiscal.
Aun cuando los pequeños establecimientos en Chetumal cumplen con sus impuestos y presentan licencia de funcionamiento, ahora los inspectores de la Dirección de Fiscalización tienen la misión de “reventar” a quienes vendan otros productos que no se consideren dentro del giro.
Esta instancia ha tomado una postura extrema de persecución contra los pequeños negocios, mostrando una vez más la falta de tacto, sensibilidad y situación económica que atraviesa la ciudad de Chetumal.
El terrorismo fiscal de Segovia Martínez resulta un exceso y un atropello para los pequeños comercios de la ciudad capital.