Quintana Roo

Saquean antiguo Hospital General

Por Yolanda Gutiérrez

 

A plena luz del día, y pese a contar con seguridad privada las 24 horas, delincuentes desmantelan lo poco que queda de valor en el antiguo Hospital General, con tal descaro que no les importa en lo absoluto exhibirse a ojos de todo el mundo, cargando serpentinas de aires acondicionados industriales que sustrajeron previamente del nosocomio con total impunidad, lo que una vez más demuestra la inoperatividad de Seguridad Pública.

Si bien es cierto que, según los mismos residentes, se aprecia una mayor presencia policial y las patrullas realizan rondines por las calles de la Supermanzana 65, lo hacen de manera tan esporádica que dan pie a que los delincuentes hagan de las suyas, al extremo que se registran robos a casa habitación, asaltos e incluso violaciones, como la ocurrida hace unos días, cuando una mujer que caminaba rumbo a su trabajo fue ultrajada sexualmente, quedando el hecho en la más absoluta impunidad.

Los alrededores del antiguo Hospital General ofrecen un desolador aspecto, con la economía prácticamente paralizada a raíz de los cerca de 20 negocios que bajaron cortinas desde la apertura del nuevo nosocomio en Villas del Mar, lo que ocasionó toda una migración de informales y negocios establecidos a la nueva ubicación.

Mientras tanto, los escasos comercios que aún permanecen abiertos en la zona languidecen por falta de clientela, que ahora se limita prácticamente a los vecinos, salvo los negocios de ortopedia y materiales médicos, en los que la demanda aún se sostiene, al igual que los laboratorios de análisis que ocupaban un local frente a la entrada principal del hospital y actualmente ampliaron sus instalaciones, al trasladarse al espacio que ocupaba la Farmacia del Ahorro.

Conforme pasan los meses se aprecia que crece el número de locales cerrados en las inmediaciones del hospital y calles aledañas, sin que comerciante alguno se interese por emprender algún negocio, consciente de que muy probablemente estaría destinado al fracaso.

Inclusive los hoteles de la zona, que hasta la desaparición del hospital solían tener una buena ocupación gracias a los familiares de pacientes ingresados, actualmente reportan un mínimo número de cuartos rentados, especialmente en estos momentos, en los que concluye el período vacacional.

La misma inseguridad ha provocado que algunas familias hayan puesto sus casas a la venta, con la esperanza de que exista algún comprador lo suficientemente osado para adquirirlas.

Los vecinos de la zona se muestran preocupados. A pesar de que viven en un área excesivamente conflictiva, donde los robos y asaltos están a la orden del día desde el cierre del hospital, pese a que han observado un incremento en patrullajes, los delitos se siguen cometiendo con toda impunidad y casualmente nunca hay una patrulla cerca.

El ambiente de inseguridad es tal que a la pequeña Farmacia Bazar, que aún sobrevive a escasos metros del antiguo hospital, se le instalaron rejas en el mostrador, de tal modo que los clientes pueden ingresar al local pero quienes atienden se encuentran protegidos por un enrejado, que de poco sirve en caso de que los asaltantes porten armas de fuego.

Esto, a raíz de que en diciembre del año pasado la farmacia fuera asaltada en tres ocasiones, lo que orilló a los responsables a tomar medidas que garanticen la seguridad de los empleados.

“Antes estábamos más al pendiente en las noches, nos cuidábamos más y procurábamos no salir si no era necesario, pero a estas alturas los asaltantes te agarran a cualquier hora. No importa que haya más gente caminando por una calle, no es como anteriormente, que los rateros acechaban y esperaban a que no hubiese testigos, ahora les da exactamente lo mismo, es tanta su impunidad”, comentó una vecina de la zona, quien agregó que los amigos de lo ajeno se sienten tan impunes que no les importa meterse a robar lo que aún queda de valor en el hospital, aunque sea de día y haya transeúntes por las calles.