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Noé Martínez Ochoa y Silvestre Martínez Izquierdo son el cáncer de la Península de Atasta, pues con sus sindicatos han hecho dinero que debe de ser investigado por las autoridades federales, ya que no conformes con las cuotas que se le descuentan a los obreros en sus nóminas, éstos obligan a sus agremiados a que le paguen a su mamá 300 pesos por cada uno, dinero el cual se paga en la casa del mismo líder sindical.

El Gobierno Federal ha señalado a través de la Secretaría del Trabajo que se investigarán todas las outsourcing, ya que estas sólo afectan a los trabajadores, por ello obreros de la Península de Atasta señalan que de igual forma debe de investigarse a líderes sindicales, ya que en San Antonio Cárdenas todos saben de su corrupción y cómo operan, con amenazas, dichas personas que dicen representar al trabajador.

Y es que según las mismas fuentes, éstas señalan que Silvestre Martínez Izquierdo es el que más fuerza tiene, ya que con sólo haber estudiado la preparatoria desbancó a Luis Ramón Peralta May, quien en ese entonces era líder sindical de la Planta de Nitrógeno.

Cobro de cuotas

Fue a través de las cuotas y el cobro a cada trabajador por supuestamente conseguirle empleo dentro de las plantas, como empezó a hacer su fortuna, ya que las empresas que tienen contratos con el Sindicato de Trabajadores de la Construcción y Excavación (Sitrace) que ellos dicen representar, les descuenta a cada trabajador; estos cada semana tienen que ir hasta su casa, donde la mamá de Silvestre pone su mesa y con una libreta empieza a anotar quién sí pago y quién no, de ello depende que sigan trabajando.

Por ello es que ambos líderes sindicales no quieren dejar el cargo y se aferran a él, pues de ahí ha salido el dinero para comprarse terrenos, ganado, autos y camionetas, a costa de extorsionar a los empresarios para que firmen con ellos los Contratos Colectivos de Trabajo (CCT).

Es por ello que quienes hoy denuncian públicamente y omiten su nombre por temor a represalias, piden que una autoridad federal investigue las cuentas de los dos pseudolíderes que por años han sangrado a las empresas y a los pobladores de San Antonio Cárdenas.

(Texto y fotos: Ignacio Morales)

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