Quintana Roo

Ni la contingencia detuvo a las familias cancunenses para celebrar el Día de Muertos.

El confinamiento ocasionado por la pandemia del COVID-19, no solamente ha generado mayor conciencia en la forma en la cual se vive el día a día en cientos de familias de Cancún, también, incrementó el valor sentimental hacia las personas que fallecieron.

La familia López Quintero, este año decidió poner su tradicional altar de muertos, en el cual se gastaron alrededor de 400 pesos, pues muchos de los accesorios que se pusieron en la ofrenda, fueron elaborados por ellos mismos.

"Compramos flores, ahí nos gastamos como 150 pesos, una caja de veladoras porque sale más económico, la que nos costó 100 pesos, el resto lo ocupamos para comprar dulces, bebidas o alimentos empaquetados que le gustaban a nuestros muertitos, como galletas, panes, entre otros", aseguró Edna López Quintero, quien este año, también espera la visita de sus fieles difuntos.

Muchas de las familias de nuestra ciudad han atravesado problemas económicos debido a la falta de empleo y la lenta activación económica, pero tal situación no ha sido impedimento para presentar un altar creativo y diferente, pues en el caso de la familia López Quintero, sus integrantes colaboraron con la creación de accesorios para el altar, como dibujos, así como el reciclaje de ropa vieja o calca de fotografías para poner sobre la ofrenda de sus difuntos.

"Pues no está fácil la situación, así que les pedí a mis chamacos que se pusieran a hacer dibujos, que me buscarán ropa o sábanas que pudiesen servir como manteles, yo cociné la comida favorita de mi mamá, y para no desperdiciar, es la misma que comeremos al menos hoy y mañana, puesto que eso nos hace pensar que mi madre nos acompaña" aseguró la madre de familia.

De igual forma, este año será especial, pues el valorar a la familia, el sentido de cuidado y protección fraternal ha incrementado al menos en el seno de esta familia, que no solamente han valorado lo que se tiene, sino que también la añoranza por quienes  "se nos adelantaron en el camino", se reavivó.

“Pues como todo en la vida se va dejando de lado, los muertitos no son la excepción, porque aunque en su momento nos dolió su partida, conforme la vida avanza, lo superamos o aprendemos a vivir con ello; en mi caso estar encerrada me hizo recordar todas las veces que podía hablar con mi mamá, aunque fuese 5 minutos, porque siempre andaba corriendo, saber de ella y sentir su preocupación por mí me hacían sentir querida, amada, fue justamente hasta el encierro que valoré mi libertad, la de mis hijos y lo mucho que me ayudaba mi madre con su amor y consejos ", aseguró Edna López Quintero, quien tiene dos hijos, los cuales en menos de 6 años han perdido a su abuela materna y abuelo paterno respectivamente, a quienes recuerdan con cariño; "Siempre los voy a recordar, porque jugaban conmigo y me daban dulces", aseveró la pequeña mariana, hija menor de Edna.

Por Brian Lara