Quintana Roo

Aproximadamente 10% de la matrícula en zonas rurales no tiene acceso a dispositivos móviles o internet.

La pandemia causó el cierre de escuelas públicas y privadas, lo que significó un reto para los docentes, pues han tenido que implementar estrategias para impartir la enseñanza; una de las barreras ha sido que no todos los alumnos cuentan con la tecnología para entregar tareas o recibir educación.

Martha Honorina Herrera Cetina, quien compartió su experiencia como docente al impartir cursos y asesorías, dijo que ha sido muy complicado adaptarse a un método educativo en las comunidades, ya que muchos de los estudiantes no cuentan con un celular o una tableta, ya que en el lugar donde se encuentra (Las Torres) uno de los graves factores es la falta de energía eléctrica, por lo que se vuelve más complicada la enseñanza.

“Las estrategias implementadas para que los niños no se atrasen, por ahora, son pequeños grupos de asesorías para que les podamos ir dando material que lleven a casa”, dijo.

Refirió que tienen 98 niños que van en diferentes grupos, excepto kínder, sólo primaria y secundaria.

Relató además que tiene niños con rezago educativo, pues en 1º y 2º año hay de 10 y 11 años que están comenzando a leer.

Por su parte, la maestra Karla Rivero Díaz dijo que una de las estrategias que ha utilizado para que los estudiantes no se atrasen en este periodo, es esperarlos tiempo extra a los periodos que de por sí ya eran amplios y no saturarlos de tarea. “Estamos en un momento de estrés debido a la pandemia, entendemos la economía de los padres y el compartir el teléfono con los hermanos”, añadió.

Añadió que, “según los cálculos”, hay 10 por ciento de niños con rezago por falta de conectividad, quienes no tienen acceso siquiera a grupos de WhatsApp ni mensajes de texto.

Tanto Martha como Karla coincidieron que ningún menor ha abandonado sus estudios para apoyar a sus padres debido a la fuerte crisis económica que ha dejado la pandemia de coronavirus, sin embargo, Herrera Cetina comentó que algunos sí ayudan a sus padres, principalmente en albañilería. 

Por Sandy Márquez