El altar de muertos es una de las tradiciones de mayor relevancia en México, así como una de las expresiones culturales más antiguas e importantes de todos los mexicanos.
Los altares de hoy son una fusión de la cultura maya y otras creencias cristianas. El culto a la muerte es conocida desde la época prehispánica en los pueblos originarios. Después se entrelazo con la religión católica, afirmó el cronista Mario Chan Collí.
El inicio del tradicional festejo de Día de Muertos año con año hace que cientos de comerciantes ofrezcan flores, pan de muerto, velas y fruta a miles de personas que las llevarán a las tumbas de sus fieles difuntos y ofrendas que son colocadas al interior de las viviendas. Algunas son muy onerosas, algunas otras muy sencillas.
Un altar de muertos con todas las características que deben de tener, según las tradiciones y sus significados, puede tener un costo cercano a mil 200 pesos. Uno muy sencillo no supera los 500 pesos.
De hecho, este 31 de octubre los mercados de la capital del estado estuvieron ofreciendo calaveritas con nombres de personas, velas, incienso, flores, pan de muerto y dulces que también llevan los altares, como el dulce de papaya, entre otros adornos.
En los diferentes estados del país las tradiciones varían con relación al Día de Muertos. Quintana Roo lleva a cabo estas tradiciones de manera sencilla, pero sin perder la esencia. La tradición aquí es la visita a los panteones, el consumo de pibipollos y los altares que se realizan con un toque de ideología maya.
El altar de muertos es la parte más importante del festejo del Día de Muertos, en ellos se colocan los distintos elementos para ofrendar a los seres queridos ya difuntos. La palabra ofrenda proviene del latín offerenda, que significa “cosas que se han de ofrecer”.
La ofrenda que se realiza en honor a los muertos es legado de los pueblos originarios y que se mantiene viva hoy en día. La tradición de poner el altar tiene que ver con la creencia de que durante la celebración del Día de Muertos las almas de los difuntos tienen permiso para volver al mundo de los vivos. En este contexto, la ofrenda es el lugar donde llegan a comer, beber, descansar y convivir con sus familiares y seres queridos.
Para poner la ofrenda no hay un número determinado de elementos; no obstante, algunos son imprescindibles, como los relacionados con los cuatro elementos de la naturaleza: aire, fuego, tierra y agua. Simbólicamente son representados por papel picado, veladoras, cruz de ceniza o tierra y vaso con agua, respectivamente. Éstos hacen remembranza de la herencia religiosa de la mezcla cultural entre las costumbres indígenas y españolas.
Día de Muertos o Hanal Pixán (comida de los muertos en maya) inicia a la media noche con la colocación de altares. En muchos hogares son coloridos, con olorosos platillos, velas de colores e incienso.
Cada elemento del altar tiene un significado: el agua, las velas, el atole. El chocolate, juguetes, retratos, dulces, pan, el platillo que le haya gustado a nuestro familiar difunto; en algunos casos la gente le pone a los altares hasta licor y cigarros.
Pero formar un altar de muertos representa también un gasto económico para las familias, por lo que no todos pueden hacer un verdadero altar según la tradición y cumpliendo con todos sus significados.
De acuerdo con las tradiciones del Día de Muertos, un altar que represente todos los significados debe tener un mantel blanco, sal (que es un elemento de purificación), velas, veladoras e incienso, que representan la luz que ilumina a las almas. También papel picado, que representa al viento; un petate, que se utiliza para que las almas “descansen”. Calaveritas, que las hay de azúcar, chocolate y amaranto. Algo importante en un altar son las imágenes o fotos de nuestros seres queridos.
Las flores, que son características en estas fechas, especialmente la flor de cempasúchil, la mano de león y la nube, entre otras.
Se pueden enumerar más elementos significativos, como las bebidas, incluso bebida alcohólicas como el tequila, los cigarros para aquellos que tenían el hábito de fumar, la comida preferida del o de los difuntos, el pan de muerto, los dulces típicos como palanquetas, cocadas, entre otros. Fruta como tejocote, jícama y plátanos, también naranja, mandarina, caña y manzana.
Pero todo lo anterior representa un gasto económico fuerte para las familias quintanarroenses, el cual puede ir desde el más sencillo en 500 pesos sin muchos elementos significativos, hasta uno de entre los mil 200 pesos.
Sin embargo, muchas familias consideran que no es necesario incluir todos los elementos mencionados anteriormente, precisamente porque la economía actual no es la mejor.
Por Luis Enrique Tuz