De cara a la temporada alta, comienzan a incrementarse los fraudes en rentas vacacionales, por lo que las autoridades toman medidas para que no afecte la imagen del destino.
Y es que, si bien este problema no sólo se da en la Riviera Maya, sino en todos los destinos turísticos del país y de otras partes del mundo, se busca que este tipo de situaciones no afecten al destino con comentarios negativos, como señaló la secretaria de Turismo en Solidaridad, Patricia Medina.
Aunque no se tienen estadísticas de los casos de fraude que se registran, refirió que entre 20 y 40 denuncias se reportan en el Centro de Atención y Protección al Turista (Capta).
Recientemente, a través de las redes sociales Anais Isquiel Villaroel, denunció su caso, cuando depositó un adelanto que le pedían con el argumento de que había más gente interesada.
Al llegar al destino, se dio cuenta que el inmueble en cuestión pertenecía a otras personas.
En este sentido, la funcionaria municipal comentó que “es un tema que sigue en la mesa, buscando soluciones, y por eso damos seguimiento con los empresarios, pero pasa no sólo aquí, en todos lados”.
Mientras, “no hay más que recomendar o dar sugerencias, que no se piense que venir aquí es un riesgo, no es justo porque vivimos gente trabajadora, gente de bien, que se porta bien”.
“Al año llegan 6. 5 millones y un 1 por ciento de los que llegan, les pasa algo; no sólo el fraude, que se perdieron, que les robaron, en todos los casos hay que atender y dar un buen servicio, ellos necesitan cuidados, que se sientan protegidos y entendidos. No sólo al turista internacional, también el nacional, y los que vienen de otras partes del estado, que se les cuide, se le de seguimiento a sus casos”.
Hay que recordar que tan sólo en la plataforma de Airbnb hay más de 14 mil propiedades en renta vacacional, pero existen otras más, lo que aumenta considerablemente el número de quienes se dedican a este sector.
En el caso de Anais Isquiel, el fraude se produjo al contactar esta renta vacacional a través de las redes sociales.
Por Fernando Morcillo