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Quintana Roo

Se desploma precio del siete barbas

En los últimos días se desplomó el precio en el kilogramo del camaroncito siete barbas, pues de 110 pesos pasó a 80 y 85 pesos; pero aun así deja algunos ingresos a los pescadores ribereños para comprar los alimentos indispensables ante esta contingencia que se vive con el COVID-19, ya que se había previsto un panorama poco alentador tras el cierre de mercados en el estado de Puebla, Estado de México y Quintana Roo, entre otros, mencionó Julio Martínez Torres, presidente de la Cooperativa Pesquera Ribereña “El Pedregal”.

Señaló que los pescadores están trayendo entre 30, 40 y 50 kilogramos por lancha, no como en años anteriores que traían entre 80, 200 y 300 kilos, “pero sí hay su poquito”, y entre todas las embarcaciones que realizan esta actividad se logra obtener un buen volumen de camarón siete barbas.

Manifestó que afortunadamente los hombres de mar están capturando camaroncitos siete barbas y hay demanda de ello, después de que hace unos días se cancelaron los pedidos en los mercados de Puebla y Estado de México, pero tal vez surgieron otros compradores locales y esto está generando la venta de esta especie, a pesar de que el precio en el kilogramo se desplomó.

“Estábamos preocupados por la comercialización del producto, pero favorablemente ya hay mercado, pese a que bajó el precio, anteriormente estaba en 110 pesos y actualmente los intermediarios lo están pagando entre 80 a 85 pesos el kilogramo del siete barbas y el camarón grande, que estaba en 180 pesos, bajó en 120 y a 130 pesos, a pesar de que el camarón grande es escaso, pues sólo lo estamos capturando como fauna de acompañamiento”, mencionó el líder de los pescadores.

Manifestó que en cuanto al producto de escama de igual modo se está vendiendo, la gente consume estos productos marinos porque es alimento, pero están viendo que el camarón siete barbas sí está teniendo aceptación, a pesar de que bajó el precio y esto favorece desde luego a los pescadores ribereños.

Añadió que existe esperanza de que en Semana Santa pueda haber más comercio de los productos marinos, pues había temor que se paralizara la compra de las especies porque los que conforman el sector pesquero son miles y si no tuvieran dinero para comer seguramente algunos se dedicarían a actividades ilícitas, pues al no tener dinero buscarían otras opciones, no tanto para el alimento sino la bebida y otros vicios.

“Por ello, qué bueno que hay comprador del camaroncito a pesar que bajó el precio, pero con ello los pescadores buscan para su vicio y llevar algo de dinero a sus hogares. Además, con el descenso en el costo del combustible esto ayuda al sector pesquero para dejarle algunas ganancias”, finalizó diciendo Martínez Torres.

(Texto y fotos: Fernando Kantún)

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