Quintana Roo

Le temen a suspensión de tratamiento

Por Yolanda Gutiérrez

 

La Fundación Aitana para niños con cáncer, apoya a Scarlett con su tratamiento después del trasplante de médula ósea que sufrió hace un año en su lucha contra la leucemia; hasta finales de abril siguió con la medicación ambulatoria del Hospital General junto con otros 30 niños, que ahora son atendidos en el sanatorio Galenia.

Pero con la entrada de la Fase 3 de la contingencia la situación se complica, sobre todo para una niña que reside en Isla Mujeres y debe cruzar a Cancún una vez al mes; acostumbrada a vivir en un ambiente de asepsia por su condición, sin salir demasiado a la calle, no siente tanto como otros niños de su edad el quedarse en casa para evitar la propagación del virus.

Su mamá, Xóchitl López, explica que desde la aparición del COVID-19 todo se complicó para la familia en un ambiente que, de por sí, ya era difícil.

Comentó que antes de la contingencia viajaban una vez al mes hasta la Ciudad de México donde se le aplicaba a Scarlett sus medicamentos, pero con las medidas de prevención todo cambió y su papá era quien iba a buscarlos para que se los aplicasen en Cancún, primero en el área ambulatoria del Hospital General y ahora en el Galenia.

La última vez que su esposo viajó fue el 18 de marzo, para recibir los tres frascos de inmunoglobulina que todos los meses debe aplicarse como parte del tratamiento por el trasplante; la siguiente cita es el 30 de abril pero le dijeron que tienen que marcar antes para que les expliquen qué procede.

Situación que los mantiene preocupados porque ese medicamento es necesario como parte del tratamiento de su trasplante de médula.

“El año pasado le hicieron su trasplante,ahora todo nos ha ido bien, nada más nos tiene preocupados lo de los medicamentos porque ella cada mes necesita tres frascos de inmunoglobulina, la última vez mi esposo viajó fue por el medicamento y allá en el general se lo aplicaron pero afortunadamente la fundación Aitana pudo gestionar que en el Galenia, porque era un sufrimiento para ellos llevarlos, estaban más propensos a contagiarse”.

Ahora, con la entrada de la Fase 3 de la contingencia sanitaria, autoridades y población extreman las medidas preventivas, pero en la vivienda de Scarlett no hubo gran cambio porque desde el trasplante la casa siempre está desinfectada, al entrar lo primero que hace su familia es quitarse los zapatos, la niña tiene baño y cuarto propios y el cubre bocas es algo habitual para la pequeña.

Casi un año estuvieron en México con los estudios, el trasplante y la recuperación, perdió el ciclo escolar y ahora aprovecha las clases en línea, que sustituyen a las presenciales hasta que pase la contingencia.