Por Raimon Rosado
Ocho de cada diez habitantes de Quintana Roo, que consumen habitualmente bebidas embotelladas altas en azúcar, han duplicado y en muchos casos triplicado, durante la cuarentena su ingesta de refrescos y jugos industrializados, lo que constituye a aumentar el riesgo de enfermedades como la diabetes, sobrepeso, obesidad e hipertensión, señala la nutricionista, Caribe Revilla Velázquez, integrante del Colegio de Nutriólogos del estado.
Además del alto consumo que la población local tiene de las bebidas industrializadas, prevalece una pobre alimentación baja en nutrientes y falta de ejercicio, lo que se ha incrementado durante el actual periodo de confinamiento, debido a la suspensión de múltiples actividades, entre ellas, la posibilidad de asistir a las escuelas y espacios de recreación,
Señaló que así como la ingesta de alimentos, muchos de ellos de los denominados chatarra, por su bajo contenido proteínico pero elevados en calorías en azúcares, el consumo de refrescos y jugos embotellados, ha crecido en frecuencia, durante la cuarentena, ya que si una persona se toma en promedio al día el equivalente a dos latas de refresco 375 mililitros, en la actualidad, esta proporción llega a ser dos o tres veces mayor.
El consumo de refrescos y jugo embotellados, dijo provoca procesos inflamatorios y contribuyen al sobrepeso, la obesidad y la diabetes, que actualmente, se encuentran entre los más altos de riesgo para contagiarse de COVID-19.
Puntualizó que en lo que respecta al volumen de población que consume en esta cuarentena bebidas azucaradas, no podría determinarse como tal, una variación a la alza, al considerar que ocho de cada diez quintanarroenses tiene dicho hábito, del que si podría considerarse, recalcó, un aumento en su frecuencia.
“Las personas que consumen bebidas azucaradas todos los días, tienden a acumular mayor cantidad de grasa abdominal profunda, lo que además de provocar sobrepeso y obesidad en quien las consume, aumenta el riesgo de otros padecimientos crónico-degenerativos, que además de los mencionados, incluyen las enfermedades cardiovasculares”, mencionó.
Indicó que por lo regular, cuando una persona suele ingerir una mayor cantidad de comidas y bebidas altos en azúcar, no tiene el hábito de consumir frutas, verduras y otros alimentos con alto valor nutricional.
Comentó por último, que lo más lamentable del asunto, es que buena parte de quienes acostumbran ingerir estas bebidas, son niños y jóvenes, lo que contribuye a mantener altos indicadores de obesidad infantil y juvenil, que afecta a tres de cada diez menores, a nivel estatal.