Particulares en contubernio con personal del Hospital General de Cancún aprovechan la escasez de concentradores de oxígeno ofertado éstos con precios excesivos, que van desde dos mil 500 pesos hasta los tres mil 500 pesos semanales, con un depósito de aproximadamente cinco mil pesos, de acuerdo con versiones de familiares dados de alta por COVID-19.
Seydi N, declaró que cuando fue notificada de que su familiar sería dado de alta le encargaron un concentrador de oxígeno, cuyo precio oscila en el mercado entre 27 y 38 mil pesos, dependiendo el fabricante.
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Aseguró que recorrió todas las abastecedoras de hospitales y tiendas de venta de oxígeno medicinal, pero no logró encontrarlo debido que el negocio que tenía una fecha más próxima para contar con uno era hasta finales de febrero.
Por esa razón regresó al mencionado nosocomio para explicar que no le era posible conseguir dicha máquina y fue entonces que uno de los empleados, le dio un número telefónico para que se comunicara, debido que su familiar no podría sobrevivir sin la asistencia de la máquina.
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La entrevistada destacó que cuando se comunicó a dicho teléfono, de inmediato le informaron que el precio de la renta es de cuatro mil pesos, pero le ayudarían cobrando tres mil 500 semanales, además que debía dejar un deposito de cinco mil pesos y firmar un contrato en el que aceptaba los acuerdos y, además, como garantía debía también dejar su credencia de elector.
El hombre al otro de la línea telefónica la presionó para adquirir el concentrador, argumentando que tenía que aprovechar la oferta por que la demanda era alta y en cuanto colgara “alguien más le estaría llamando para rentar el artefacto, debido que todos los pacientes que son dados de altas después de estar intubados necesitan usarlo”.
Debido que en ese momento no contaba con el efectivo necesario, decidió no adquirirlo y fue entonces que contactó a otro particular que entendió la situación en la que se encontraba y decidió rentarle el concentrador de oxigeno por mil 500 pesos a la semana y mil 500 de deposito para garantizar que la unidad no sufriera daños.
“Nos ponen entre la espada y la pared, no creo que sea justo que se aprovechen de nuestra situación, estamos aquí porque somos pobres, para nosotros tres mil 500 pesos a la semana es un mundo de dinero; lo peor es que nos dicen, si tu familiar no tiene esa máquina se muere, habla a este número” sentenció la afectada.
Por último, aclaró que hablaba en representación de muchas familias que al igual que ella, se encuentran desesperados buscando esa máquina como la única esperanza de vida de sus seres queridos y muchas personas se están aprovechando de esta situación.
En ese sentido, el personal médico de dicho nosocomio dijo que no dudan que algunos compañeros lo hagan para ayudar a los familiares de los pacientes que se encuentran desesperados, pero sin lugar a duda no es ético y se presta a malas interpretaciones, al tiempo que aseguraron que hasta el momento no han recibido quejas por esta situación.
CG