Los 23 Centros de Apoyo al Desarrollo Integral (CADI) en Quintana Roo, que atienden a mil 500 niños, no tienen fecha próxima para iniciar actividades luego de que fueran cerrados de manera provisional por la contingencia sanitaria, pese a que las estancias infantiles se decretaron como actividad esencial desde septiembre de 2020.
Por su parte, María Elba Carranza, directora del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia, (DIF) Estatal, señaló que estos centros se rigen por la Secretaría de Educación Pública, la cual decidió que no se diera un servicio de manera presencial; sin embargo, desde hace un año, se mantienen comunicados por los diversos medios con los que cada familia cuenta.
Carranza Aguirre explicó que lo importante es no perder la atención que estos centros ofrecen, ya que es muy importante mantener a los niños en constante actividad. Estos centros funcionan para proporcionar a las niñas y niños herramientas de aprendizaje integral, por lo que se trabaja con un equipo multidisciplinario dentro de los que se encuentran las áreas de pedagogía, psicopedagogía, psicología, trabajo social, médico y enfermería, en aras de propiciar el desarrollo integral de los menores.
Los Centros de Atención brindan asistencia a madres trabajadoras para brindarles a sus hijos procuración, protección y cuidado, bajo el Sistema de Desarrollo Integral de la Familia; en estos centros los niños reciben educación preescolar, I y II a menores de cinco años; sin embargo, esto no se ha podido retomar, por seguridad de los infantes y de sus familias.
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En Cancún hay 12 planteles CADI con capacidad de atender hasta a 180 niños; en las instalaciones de estos centros se han realizado recorridos para el retorno seguro de los preescolares cuando se les permita, con medidas de higiene y prevención como la sanitización, la cual se realiza de manera mensual, la limpieza del material lúdico, didáctico y en limpieza general.
Las acciones de este modelo se concretizan a través de acciones educativo-asistenciales dentro de una modalidad semiescolarizada, en la que se proporcionan servicios que contribuyan al desarrollo de habilidades para una formación integral, alimentación y cuidado de la salud, donde se fomenta la participación de la familia y la comunidad, por medio de pláticas y orientaciones en diversos temas y ámbitos.
Ello ha permitido fortalecer el modelo, generando una mayor confianza en la población e incrementando la atención a un mayor número de menores en condiciones de vulnerabilidad, además, de que permite incidir en la prevención de las consecuencias del abandono temporal que sufren los menores en situación de riesgo.
CG