De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), 3 de cada 10 hogares en Quintana Roo tienen a mujeres como referencia principal del hogar, pese a que los padres son los pilares en los que se sostiene el desarrollo integral de los infantes; “cuando el papá se ausenta de la vida del niño, sea cual fuere la causa, se producen consecuencias negativas”, asegura el psicólogo clínico Alejandro Lope Batún.
En sus estadísticas, el Inegi reporta que en 11.4 millones de hogares mexicanos el padre está ausente, lo que significa que en 4 de cada 10 hogares los niños crecen sin la figura paterna, y estima que 17.8 millones de hombres de entre 20 y 54 años en México en 2017 habían tenido al menos una hija o hijo nacido vivo; por lo que la paternidad es una condición que aumenta con frecuencia entre los hombres conforme avanzan en edad, ya que mientras sólo uno de cada cuatro jóvenes varones de 20 a 24 años son padres, nueve de cada diez adultos de 50 a 54 años lo son.
En Quintana Roo, al igual que a nivel nacional, en 33 de cada 100 hogares se reconoce a las mujeres como personas de referencia, lo que significa que 187 mil 270 hogares tienen jefas de familia, ocupando el lugar 14 a nivel nacional.
Muchos hogares sufren la ausencia tanto de la mamá como del papá, lo cual puede verse reflejado en las conductas de los niños y los adolescentes, haciendo que se produzca una desprotección psíquica en el menor, que influye no sólo en su estabilidad emocional, sino también en su seguridad y deseos de salir a aprender de ese mundo complejo al que se tiene que integrar; “sin embargo, ésta no es una regla general, porque algunas personas logran florecer y desarrollarse sin resentimientos ni secuelas, a pesar de esta ausencia”, explicó el profesional de la salud mental.
En nuestro país, el tercer domingo de junio se destina al reconocimiento de la paternidad, cuya celebración se remonta al estado de Washington en Estados Unidos, donde por primera vez se celebró el 19 de junio de 1910 en la ciudad de Spokane, al ser solicitado por Smart Dodd para conmemorar la paternidad como un tributo al rol que tuvo su padre en su crianza y la de sus hermanos. El festejo fue aprobado y se le asignó el tercer domingo de junio; en México, la celebración comenzó en los centros escolares en la década de 1950 y continúa vigente, aunque ya extendida al ámbito familiar, para reconocer la importancia de la paternidad en las familias y su trascendencia en la sociedad.
Los factores que pueden llevar o detonar el abandono de un padre pueden ser desde embarazos no deseados, migración a otros países en busca de mejores oportunidades laborales y económicas e incluso a factores culturales, religiosos o de personalidad, además de problemas de relación con la pareja. “Por supuesto, no justifican la ausencia parental en la vida de los hijos”, expresa el psicólogo Lope Batún, quien explicó que hay diferentes maneras de abandono de un niño.
“La más señalada es el padre completamente ausente, cuando es el que deja a la madre física y psicológicamente sola en la educación y crianza de su hijo, sin preocuparse por la contribución económica, las tareas domésticas, y no esté interesado en el fruto de aquella relación; sin embargo, la ausencia emocional, que muchas veces pasa desapercibida para la sociedad, también es otra forma de abandono; están físicamente, pero los padres creen que los hijos son responsabilidad de la madre, no les hablan, no pasan tiempo con ellos y no tienen idea de cómo va su vida”, explicó
El deslinde de responsabilidades por motivos laborales también es otra forma de crecer con un padre ausente aun estando en casa. “La figura paterna ausente también se da cuando se deslindan de la crianza o educación de los hijos por motivos laborales, dejando la responsabilidad total a la madre y convirtiéndose sólo en proveedores, sin el involucramiento emocional, sólo pagan las cuentas, sin interacción con los hijos”.
Agregó que también existen los padres que se van físicamente porque forman otra familia o están lejos; sin embargo, intentan ser conscientes de qué sucede con sus hijos. “No pueden pasar tanto tiempo como quisieran con ellos, pero los tienen en sus mentes y corazones, sin que esto deje de ser una ausencia; no porque pienso en ti soy parte de tu educación y crianza”, asentó.
Las consecuencias del abandono son diversas ya que cada forma genera sus propias características, aunado al carácter del niño y la habilidad y fortaleza de la madre para explicar la situación, así como la forma en la que enseñe al infante a construirse a sí mismo.
“En el caso del padre completamente ausente, el niño puede sufrir a medida que crece, se puede empezar a cuestionar su vida, su valor” siendo la pregunta más recurrente ¿por qué no me quisieron? Por lo que se debe de trabajar con ayuda de profesionales en la salud, tanto madre como hijo, ya que los problemas pueden ser profundos y difíciles de aceptar.
Recalcó que el apoyo psicológico es indispensable ante la ausencia absoluta del padre y se puede caer en una relación de codependencia entre madre e hijo, ya que en su vida adulta tendrá dificultades para explorar, expandir sus horizontes y confiar en sus habilidades, ya que cuando sólo existe la figura de uno de los dos, sin importar el motivo que origine la situación, el infante puede crecer feliz y desarrollarse con normalidad, pero habrá que explicar bien la situación y minimizar los daños que esa ausencia puede ocasionar en el pequeño, sin ocultarle nada y explicándole claramente por qué su padre no está.
Finalmente, Lope Batún enfatizó que los niños aprenden de los padres, “son la referencia y modelo a imitar, ya que de cada uno de ellos toma una serie de características, por lo que si el padre está ausente o no se encarga de la educación de su hijo, habrá que proporcionarle esos modelos de otra forma, y para ello el acompañamiento de un profesional de la salud mental es indispensable”, concluyó.
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