Quintana Roo

Semáforo Naranja en Quintana Roo eleva a 90% las hospitalizaciones por COVID

Las medidas impuestas por el Gobierno de Quintana Roo no son suficientes para controlar los casos graves de COVID-19 en la entidad; se rompió récord histórico de contagios en el estado
El incremento de casos positivos por COVID se mantiene, pese a que el Gobierno de Quintana Roo indica que está estable / David Pérez

El próximo lunes, Quintana Roo entrará en su novena semana en Semáforo Naranja por COVID-19, la alerta de riesgo alto de contagios, sin que hasta el momento las restricciones hagan eco en la saturación hospitalaria, el principal indicador para definir la fase epidemiológica.

De acuerdo con la Red IRAG (Infección Respiratoria Aguda Grave) de la Secretaría de Salud del Gobierno de México, la ocupación de camas de hospital para enfermos de coronavirus creció 91.46 por ciento en 60 días de Semáforo Naranja en Quintana Roo.

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El pasado 3 de mayo, cuando el estado retrocedió a naranja por segunda vez desde que comenzó la contingencia, la saturación de nosocomios era de 22.5 por ciento, ya con una tendencia ascendente que obligó a las autoridades locales a poner fin al avance que supuso el Semáforo Amarillo. Dos meses después, el 1 de julio de 2021, este indicador ya alcanzaba 42.6 por ciento, cifra similar a las que se reportaron durante las primeras dos olas de contagios en 2020.

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El incremento da cuenta que las restricciones impuestas por el Gobierno de Carlos Joaquín no terminan de influir en los indicadores que son determinantes a la hora de ajustar la semaforización del COVID-19, a pesar de que la administración estatal afirme que hay estabilidad en el comportamiento de la pandemia, debido al avance de la campaña nacional de vacunación.

“El impacto de la vacunación es innegable, ya que hay menos enfermos de gravedad”, escribió en su cuenta de Twitter la titular de la Secretaría de Salud de Quintana Roo, Alejandra Aguirre, el pasado 1 de julio, un día después, el informe técnico de la dependencia informaba que la entidad había logrado un nuevo récord histórico de infecciones: 405 en 24 horas y nueve decesos.

La escalada de enfermos graves que requieren internamiento en un centro de salud también es notoria a nivel municipios, según lo reportado por la Red IRAG. Las cuatro ciudades quintanarroenses donde hay hospitales de atención COVID-19 experimentaron incrementos de 250 por ciento.

El alza más pronunciada se dejó ver en el municipio de Solidaridad, que pasó de una saturación hospitalaria de 11.11 por ciento, el 3 de mayo, a 38.93 por ciento, el 1 de julio; es decir, 250.40 por ciento más; le sigue Othón P. Blanco, donde la ocupación saltó de 13.11 a 43.9 por ciento en 60 días del actual Semáforo Naranja.

Aunque en menor medida, los hospitales de Cozumel y Benito Juárez no dejaron de registrar crecimientos en el número de camas ocupadas. El primero mostró un aumento de 82.32 por ciento, al pasar de 3.03 por ciento el 3 de mayo a 17.14, el 1 de julio, y el segundo, de 23.42 por ciento, al cambiar de 43.54 por ciento al inicio de la actual fase Naranja, a 53.74 el pasado jueves, según datos de la Red IRAG.

El hecho de que estos cuatro municipios concentren toda la saturación COVID-19 del Estado no significa que las siete localidades restantes no tengan casos graves; más bien, en ninguna de éstas hay hospitales o centros de salud habilitados para atender los cuadros graves de la pandemia.

Es decir, Benito Juárez recibe a la población enferma de su propio territorio, de Isla Mujeres, Lázaro Cárdenas o Puerto Morelos; a Solidaridad podrían llegar pacientes de Tulum o Puerto Morelos, y todo el Sur de Quintana Roo se inclinaría por buscar atención en Othón P. Blanco. Cozumel sería la única localidad cuya atención hospitalaria esté disponible para infecciones graves de la isla, dada su geografía.

Ante la dependencia económica que guarda Quintana Roo con la actividad turística, las autoridades se resisten a decretar un retroceso más agresivo en la lista de restricciones, a pesar de que el nivel de contagios por COVID-19 indique que el estado deba estar en Semáforo Rojo de nueva cuenta, lo que implicaría una paralización total.

El propio gobernador reconoció semanas atrás que la entidad estaba a muy poco de esta realidad, por lo que lanzó un decálogo de medidas que incluían multas a negocios que ignoraran las disposiciones sanitarias o sanciones a las unidades del transporte público que violaran el tope permitido de aforo; sin embargo, las aglomeraciones en estos espacios no ceden.

CG