Independientemente que la semana pasada adelantamos en esta columna y así lo haremos muy pronto, que daríamos a conocer por este medio un acto de corrupción de magnitudes gigantescas perpetuado en el municipio de Solidaridad, por supuesto con la debida documentación probatoria correspondiente. Antes de eso, es menester informar que trascendió que el miércoles de esta misma semana, el Oficial Mayor del Ayuntamiento de Solidaridad, José Ignacio Moreno Alpuche, le presentó a la Presidenta Municipal Lili Campos su renuncia.
Esto debido a una muy grave serie de inconsistencias, obviamente de carácter legal, en contratos, asignaciones y licitaciones otorgadas por este municipio, mismas que se dice se han hecho para favorecer a empresas cercanas al círculo personal de la Alcaldesa. El tema es que la gran mayoría de éstas, no sólo se otorgaron por consigna, sino que además no cumplen con los requisitos fundamentales para sustentarlas y naturalmente no podrían solventarse en caso de una auditoría.
La renuncia del Oficial Mayor, según nos informan fuentes del Ayuntamiento, se debe al temor de Moreno Alpuche como responsable del área, de ser objeto de acciones legales en su contra, porque de entrada tipifican como delitos graves, que a su vez suponen la privación de la libertad. Se trata, pues de, literalmente, salir corriendo antes que estalle el escándalo y que sea otro quien se encargue de asumir la responsabilidad; es pánico, no decencia, ya que en todo caso su involucramiento, ya es un hecho consumado.
Sin embargo, trascendió que la Presidenta Municipal Lili Campos no sólo no le aceptó la renuncia, adicionalmente le exigió a su colaborador componer y corregir hasta donde sea posible el desastre administrativo actual al que estamos haciendo referencia, antes siquiera de pensar en abandonar la posición de Oficial Mayor, so pena de ser ella misma quien proceda en su contra, ya sea legal o de cualquier otra forma. Aunque en Playa del Carmen esta situación es un secreto a voces y hay sobradas referencias al respecto, Lili Campos no se había preocupado mucho que digamos por la situación; hasta el miércoles pasado, en que Moreno Alpuche intentó abandonar el barco, situación que además de activar las alarmas, supone la magnitud de la gravedad del problema.
Ahora bien, porque la única forma de entender tanta irresponsabilidad administrativa más allá de las motivaciones que generan la corrupción, es suponer que hay un halo de impunidad que eventualmente protege estas conductas. En la práctica, Lili Campos no cuenta a la vista con ningún escudo que la defienda, por el contrario, cada día suma además de rivales, enemigos políticos, tanto por sus actitudes personales arrogantes y cargadas de soberbia, como por el proceso natural político relacionado con su sucesión en el cargo.
Esta es la otra disyuntiva, misma que es el único punto en la que podemos, y puedo en primera persona, estar de acuerdo con ella, que reelegirse como Presidenta Municipal es materialmente imposible, al grado incluso que ya no forma parte de sus planes inmediatos y por ende su comportamiento va en otra dirección. El asunto en cuestión por obligación deductiva necesariamente tiene que estar encaminado hacia otra dirección, misma que adelantamos como primicia, la aspiración de Lili Campos es la de ser Senadora de la República en la próxima elección y Legislatura.
Si bien es cierto que la perspectiva podría tener cierta lógica, lo importante no es el qué, sino el cómo, es decir contar con los argumentos suficientes para poder acceder a esa nominación. Primero porque los escándalos de corrupción que habrán de perseguirla a partir de ahora y que como hemos comentado no solo serán muchos, sino extremadamente graves, podrían ocasionar que tuviera que abandonar el cargo de alcaldesa antes del término de su periodo y sin descontar que por la misma razón hasta tener que enfrentar denuncias por cargos penales, situación que la inhabilitaría para poder acceder a cualquier tipo de candidatura. Pero peor aún, en el escenario más ilógico posible, es más demencial a pesar de lo fuerte del adjetivo, es que Lili Campos nos dicen ha compartido con círculo más cercano, que quien le garantiza el arribo a la candidatura al senado por Acción Nacional, es nada más y nada menos que Carlos Joaquín.
Tal vez y como suposición sin sarcasmo, los brillantes asesores de la alcaldesa no le han hecho ver que el ex gobernador su mentor e impulsor político mientras pudo, hoy es visto como un paria en el PAN, el epíteto más amable que le dedican es el de traidor. Ya no solo se trata de que jamás se afilió a dicho partido, durante su gobierno incumplió la gran mayoría de compromisos adquiridos a cambio de la postulación a gobernador, sin dejar de lado que en la reciente campaña en la que Mara Lezama obtuvo la victoria, se entregó por completo en lo económico y político a cambio de impunidad.
Además de su conveniente cercanía con Morena, fruto de este tipo de acuerdos, que derivaron en su nombramiento como embajador en Canadá, posición que por cierto no quería, pero que tuvo que aceptar porque no le quedaba de otra, el panismo y sobre todo la cúpula del mismo, no solo reniegan de él, hoy es un enemigo declarado. A manera de conclusión sobre el mismo punto, recordemos que el PAN irá en coalición con el PRI y el PRD en la elección federal del veinticuatro, por lo tanto, en todas y cada una de las candidaturas emanadas de esa alianza, los tres partidos tendrán opinión voz y voto.
Carlos Joaquín, traiciono en su momento a cada uno de los tres partidos personal y políticamente, independientemente de que ahora oficialmente forma aparte del gobierno emanado de Morena, por lo que pensar que pudiera siquiera sugerir peor aún pedir o exigir una candidatura en esa coalición, resulta irracional, francamente producto de algún tipo de defecto mental. En todo caso ante de que eso pudiera suceder, me refiero a las fechas no a la posibilidad real, Lili Campos tendrá que afrontar las consecuencias de las diversas imputaciones que muy pronto se establecerán en su contra.