Rosario del Carmen Ay Cupul, luego de nueve horas de valoración psicológica en la Fiscalía de Defensa de la Mujer, logró acreditar que es apta para criar a sus cinco hijos, quienes le fueron arrebatados por el DIF de Kantunilkín, en mayo pasado.
Ahora va por justicia contra su exesposo, a quien acusa de agresiones y múltiples violaciones e iniciar un largo proceso para recuperar a sus hijos, a quienes no ha visto.
Con 41 años de edad, y madre de menores de 17, 14, siete, cinco y tres años, Rosario debe sobreponerse una y otra vez a las adversidades que ha vivido.
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Su domicilio está situado en un remoto pueblo del municipio de Lázaro Cárdenas, Valladolid Nuevo, con apenas mil 500 habitantes, y a 55 kilómetros al Norte de Cancún, distancia que tuvo que recorrer para acudir a la Fiscalía Especializada para la Atención contra la Libertad Sexual, el Libre Desarrollo de la Personalidad, donde llevan la carpeta de investigación FGE/QROO/CAN/FEDCLSLYDP/11/1145/ 2023 y con número de caso FGE/QR/BJ/11/23877/2023.
Esta distancia es poca, en comparación con los 131 kilómetros entre su lugar de residencia y la zona a donde fueron llevados sus hijos, por parte del personal del DIF de Kantunilkín, y depositados en una Casa de Atención para Adulto Mayor, donde no ha tenido acceso.
“Están en Kantunilkín, pero no sé en qué lado están. No me dejan verlos, no me dejan hablar con ellos… nada. Me quitaron el derecho de visitarlos. En cambio, el papá los va a ver sábados y domingos”, comentó entre lágrimas.
“En la Casa de Atención para Adultos Mayores están dos de mis hijos (17 y cinco años), pero tres están desaparecidos y a mí me están culpando que yo los tengo y no es verdad”, expresó relajada, pero con angustia.
Todo empezó en el año 2015, cuando se separó de su exesposo Armando N., luego que éste decidiera iniciar una relación con otra persona. Eso no lo limitó para seguir buscando a Rosario, golpearla y violarla en repetidas ocasiones. Producto de ello, fueron sus dos últimos hijos, de cinco y tres años.
Ella pidió a las autoridades que se haga justicia, dejar de seguir culpándola de lo que no ha hecho (desatención de sus hijos y que ella los recuperó del DIF).
Rosario acudió a la Fiscalía, en la Ruta 5 de Cancún, donde por nueve horas le aplicaron diversas pruebas para una valoración psicológica y demostrar que, contrario al resultado de una primera valoración hecha en junio pasado, por parte del DIF, dependencia que la declaró con un coeficiente de una persona de seis años, ahora el resultado es completamente diferente, pese a estar en una depresión psicológica por la separación forzada de sus hijos.
El resultado de la valoración arrojó que “ofrece una imagen de sí misma realista. No parece tener dificultades para realizar cambios en situaciones planeadas; además, muestra una aceptación de diferentes puntos de vista para dialogar y mejorar.
El perfil parental relata a un individuo relajado, reflexivo y abierto a cambios, con una alta capacidad de sensibilidad hacia los demás y bajo nivel de agresividad. Cuenta con un buen nivel de interacción social. Muestra una imagen positiva de sí misma, no muestra falta de atención o exagerados síntomas. No presenta evidencia de signos psicopatológicos”.
Con estos resultados, confía poder dar seguimiento a su principal objetivo: recuperar a sus hijos y que se haga justicia.
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HS