Un grave problema con los basureros clandestinos tienen habitantes de la Región 99. Vecinos denunciaron que los camellones de esta popular colonia benitojuarense han sido tomados como tiraderos de basura y desechos, lo que también ha desatado una epidemia de dengue en esta demarcación.
Asimismo, en el parque deportivo, en situación de abandono, ubicado junto al Batallón de Infantería, una de sus casetas que servía como oficina fue tomada por los indigentes, quienes incluso instalaron hamacas.
Sin duda, esta es una de las colonias más particulares, de las más antiguas de Cancún y con contrastes muy marcados, ya que es sede de dos cementerios, un Centro de Readaptación Social y del Batallón de Infantería del Ejército Mexicano.
También tiene problemas graves de deshechos y de recolecta de basura, ya que mediante un recorrido se constató que muchos camellones son usados como basureros, situación que atrae a la fauna nociva, como moscas y ratas, sin dejar de mencionar a los perros y gatos callejeros que abundan en casi todas las calles, algunos muy agresivos con los peatones.
“Pues a la gente ya le gustó venir a tirar sus cosas aquí, al parque o en el camellón de la calle 145. El camión sí pasa, pero no se lleva los cacharros y aquí está lleno de televisiones, sillones, refrigeradores y llantas. Ya le hemos hecho el pedido a la gente del Ayuntamiento, pero siguen sin venir”, comentó Jesús Torres, vecino afectado.
De igual manera, una problemática que expresaron algunos vecinos es la gran cantidad de automóviles abandonados; en la calle que da a la barda del Batallón se agrupan más de cinco carros, ya convertidos en chatarra y que son usados como refugio de malvivientes.
A unos pasos de ello hay un parque infantil en desuso y que alguna vez tuvo una oficia o caseta de Policía, misma que hoy sirve como bodega de artículos domésticos y como centro de hospedaje de vagabundos, quienes han instalado sus hamacas y dejado sus pertenencias.
Los basureros clandestinos se han convertido en una problemática para esta Región y es que muchos de los baldíos y casas abandonadas lucen llenas de basura y muebles viejos, como refrigeradores y sillones, que son parte de la imagen de esta colonia donde también existen pequeñas iglesias de diversos cultos, así como instalaciones dedicadas a los alcohólicos anónimos.
De manera irónica, los cementerios no dan ningún problema y es que según comentó Eva Díaz, residente desde hace 23 años en esta colonia, “a los muertos no les tenemos miedo, ellos ya descansan ahí. A los maleantes y pandilleros que andan en la noche, a esos sí les tenemos pavor”.
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AA