En el corazón de Rancho Viejo, una pequeña comunidad en México, se encuentra una capilla dedicada a la veneración de la Virgen de Fátima, un símbolo de la profunda fe y devoción de sus habitantes. Esta capilla es el epicentro de las festividades anuales que honran a esta advocación mariana, cuya historia comenzó en Fátima, Portugal, hace más de un siglo.
El 13 de mayo de 1917, la Virgen de Fátima se apareció por primera vez a tres humildes pastorcitos: Lucía dos Santos, Francisco Marto y Jacinta Marto, en la Cova da Iria, Fátima, Portugal. Este evento marcó el inicio de una serie de apariciones que culminaron el 13 de octubre del mismo año. El testimonio de los niños dio lugar a uno de los santuarios marianos más importantes del mundo, atrayendo a millones de peregrinos cada año.
En Rancho Viejo, las festividades en honor a la Virgen de Fátima son una tradición arraigada que se remonta a casi tres décadas atrás. La capilla local es el centro de estos eventos religiosos, que incluyen una ceremonia especial el día 13 de mayo, seguida de actividades culturales y de entretenimiento para toda la familia. La comunidad se une para celebrar con misas, procesiones, y expresiones folclóricas que reflejan su profunda conexión con esta advocación mariana.
A pesar de que su imagen puede ser visitada por cualquier persona, parece quedar en el olvido durante el resto del año. La ubicación de la Virgen en la cima del cerro simboliza la conexión entre lo divino y lo terrenal. Este lugar se convierte en un punto de encuentro espiritual para los fieles, quienes pueden disfrutar de una vista panorámica mientras se conectan con su fe. Sin embargo, es notable que no cuenta con veladoras ni flores que mantengan viva su presencia durante el año.