En medio de grupos de personas que se ponen a ingerir bebidas alcohólicas, escuchando anécdotas de como han sido sus últimas detenciones, y hasta de cómo piensan cometer algún otro hecho vandálico, amiguitos del pequeño Alexander de 10 años, víctima colateral de un ataque armado en el fraccionamiento Villas Otoch Paraíso, Región 259, viven todos los días a unos metros de donde ocurrió el intento de ejecución que hoy mantiene al pequeño hospitalizado.
Sin la supervisión de algún adulto, un grupo de niños todos los días salen a las calles del fraccionamiento Villas Otoch Paraíso, a realizar encargos de los vecinos, entre los favores por los cuales se les paga hasta 10 pesos, los menores pueden ir a comprar cerveza, esto para adultos quienes se reúnen en las áreas comunes por las noches a platicar historias las cuales van, desde como fue el trato por parte de las autoridades tras su ultima detención por ser señalados como responsables de un robo, hasta de como piensan burlar a las mismas la siguiente vez que salgan a delinquir.
La noche de ayer, un grupo de niños comentó a Por Esto! como fue para ellos el ataque armado en el cual su amiguito Alexander de 10 años, recibió un disparo a la altura del abdomen, ellos saben que el pequeño había salido a comprar a la verdulería cosas que su mamá le había encargado, para ello el menor cruzo la avenida 20 de noviembre hasta llegar al estacionamiento de la manzana 107 lote 33, donde sucedieron los hechos, cuando hombres armados dispararon contra un blanco e hirieron al menor de manera colateral.
Los niños cuentan que uno de ellos se encontraba jugando a las maquinitas, cuando escucho los disparos y al pequeño gritar, posteriormente escucho más gritos de las personas que se encontraban ahí, “me dio miedo porque mis hermanos estaban en la otra calle y pensé que en todas las tiendas iban a disparar”, por ello este niño quien ya no puede estar más en su casa debido a la pandemia por el COVID-19, y las clases en línea para ellos no es mas que una perdida de tiempo, por eso salen todos los días a cualquier hora, a hacer mandado y así tener dinero para comprar dulces y jugar a las maquinitas como otros niños que habitan en aquel andador.
El ataque al momento les provoco miedo, pero poco a poco se han ido acostumbrando a escuchar disparos, a saber que cerca de sus hogares mataron a alguien y a pesar de su corta edad, piensan que quienes resultan heridos es porque hacen cosas malas, lo del pequeño Alexander les quedó claro que fue un accidente.
CG