Yucatán

Según el Coneval y la FAO, hay más de 900 mil personas en situación de pobreza y hambre en nuestro estado, dijo ayer Carlos Castro Sansores, director de la Facultad de Medicina de la UADY.

En el marco del Día Mundial de la Alimentación añadió que esta cifra puede varias, pues depende de la metodología que se utilice, pero de cualquier modo es una cifra que es altamente preocupante.

-¿Qué se puede hacer, tiene alguna propuesta la universidad para enfrentar este problema?

-Sí, pero desde luego la universidad es solamente una pequeña parte de este gran engranaje que se requiere para que podamos revertir esta situación. Habrá que implementar políticas públicas, los gobiernos entrantes también tendrán que poner su parte, con los cuales existe una cercanía muy buena, y que seguramente en un futuro estaremos trabajando juntos para poder lograr un cambio.

En realidad yo creo que sí es posible revertir esta situación tan delicada porque en Brasil, por ejemplo, el gobierno ha instaurado que para escuelas y ciertos servicios que se brinda a la gente más necesitada, todos los insumos que se les va a dar a estas personas, se les compra a los productores minoristas de manera directa, sin intermediarios. Y esto permite que aumente la productividad, que tengan ingresos estas personas, y a la vez permite alimentar a la población más necesitada.

Por nuestra parte en la UADY, en conjunto con la Fundación Kellogs, tenemos proyectos sociales con los cuales pretendemos hacer esto. Y el mejor ejemplo que tenemos en la universidad es la Cooperativa Puntos Verdes, cuya cafetería y juglería tenemos aquí precisamente en nuestra facultad. Esta cooperativa inició este programa hace aproximadamente una década.

Comprar directo y reeducar

-¿Y en qué consiste?

-Exactamente en lo mismo: comprarles a los pequeños productores del interior del estado sus productos alimentarios para comercializarlos aquí en nuestra facultad, y tanto en rehabilitación, como en el Hideyo Noguchi, sin que haya intermediarios, esto les ofrece por supuesto un mejor precio a los productores, los motiva a cultivar la tierra y tienen una ganancia de ello. Esa es una acción, y la otra acción es la que tiene nuestra facultad en proyectos sociales y en particular la licenciatura en nutrición, en la que a través de estos proyectos sociales en zonas de alta marginación del sur del estado, estamos reeducando a la gente a comer y a sembrar en su solar alimentos de la región con algo valor nutricional, que puedan aprovechar y consumir ellos mismos.

Entonces la universidad está trabajando fuertemente en eso, y queremos que a los jóvenes se les cree esa conciencia, y que a largo plazo o a mediano plazo, puedan revertir la necesidad y el hambre que tiene no solamente nuestro estado y nuestro país, sino a nivel global.

-¿Hay alguna otra estadística del hambre en Yucatán?

-La doctora Lina Marín, coordinadora de la licenciatura nos va a dar más datos en su participación, pero como le decía, según el Coneval hay más de 900 mil personas en situación de pobreza y hambre en nuestro estado.

Pobreza extrema en Tzutoh

-¿Tienen algún otro proyecto acerca de la alimentación?

-La universidad está trabajando en estas áreas. Los proyectos sociales que se están realizando son en zonas de la parte más sur del estado, que son municipios de alta marginación, como Tzucacab, como Tzutoh, que es una población que está muy al sur del estado, donde la pobreza es extrema, y donde estamos trabajando enseñándoles a las personas a sembrar mediante métodos totalmente autóctonos, a sembrar en sus tierras, a cosechar frutos que incluso en Mérida los hemos olvidado, ya no los consumimos, como nance, huayas, caimitos, saramuyos. Muchos de estos productos tienen alto valor nutricional, pero se les ve como algo que crece ahí, y nosotros estamos tratando de hacerles ver y de reeducar sobre la importancia del contenido alimentario de estos productos que puedan sembrar en casa, que puedan consumir, y si hay excedentes incluso puedan vender.

Responsabilidad social bien entendida

Esa es parte de la responsabilidad social de nuestra universidad, para no ir de manera asistencialista a llevarles algo, sino a enseñarles cómo pueden mejorar su alimentación, e incluso un poco más de su situación económica. Por otro lado estamos fortaleciendo a la Cooperativa Puntos Verdes para que sean más los productores que nos vendan sus productos y obtengan una utilidad.

Y ahorita lo que estamos haciendo es sobre todo sembrar esa conciencia en nuestros estudiantes, para que en un futuro ellos también la transmitan y podamos ir cambiando todo. Queremos que nuestros estudiantes vean el problema en el país, y no sólo en Yucatán. Por eso este evento está en concordancia con la FAO. Si ustedes entran a la página de la FAO, van a ver dentro de las acciones del Día Mundial del Hambre a la Facultad de Medicina de la UADY como participante a nivel global de esta conmemoración.

Es algo que nos llena de satisfacción, que como facultad, como universidad, estemos contribuyendo a nivel global, y que nuestras acciones trasciendan más allá de nuestras fronteras. Todas las fotos que se tomen hoy se suben directamente a la FAO y las sube a su página web.

Mal distribuidos por diversas razones

-¿Por otra parte, doctor Castro Sansores, a qué atribuye que no haya médicos en muchos municipios de Yucatán?

—Yo pienso que no es que hagan falta médicos, sino que están mal distribuidos, y eso es por muchas razones: en primera instancia porque casi todos los que estudian medicina queremos hacer una especialidad y queremos quedarnos en la ciudad, esa es la verdad. La segunda es que hay que entender que el profesional médico ha sido durante décadas un baluarte de la sociedad en general, y esto implica tener las condiciones en las que un médico pueda irse a trabajar y ser médico de una comunidad, pero en estos momentos no hay esas condiciones, porque irse a trabajar, por ejemplo a Tzutoh, en el sur del estado, implica: dónde voy a vivir, dónde voy a estar conectado para mantenerme actualizado, porque la medicina es algo que nunca se acaba, es de todos los días; y en tercer lugar los salarios. Realmente los salarios que percibe un médico son muy bajos. En general Yucatán es uno de los estados que más bajos salarios mínimos tiene, pero el médico en general tiene un bajo salario comparado con los profesionales de otras áreas.

De hecho, si nosotros nos ponemos a comparar y a ver números, hay algunos médicos de primer nivel, médicos generales, que ganan más trabajando para alguna de las farmacias de las cadenas, que lo que ganarían trabajando para el sector salud en alguna población del interior del estado.

Entonces son estos factores los que motivan que no es que hagan falta, es que no quieren ir a comunidades apartadas. Hay un plan del gobierno federal entrante actual (de AMLO) que pretende implementar médicos en todos los municipios del país, lo cual me parece extraordinariamente bueno; ojalá se tomen en consideración todos estos factores para que el médico verdaderamente vaya a servir a su comunidad, vaya a trabajar, y no que se vuelva millonario, pero que tenga una vida digna como la merece cualquier persona. Esos son los varios factores que influyen en esta mala distribución del personal de la salud en el país y en muchas partes.

El ejemplo de los médicos de Cuba

-Dr. Castro Sansores, yo veo que Cuba tiene miles de médicos especialistas en salud pública que se van a trabajar a África y a muchos otros países en las peores condiciones. Les llaman médicos internacionalistas. Pero acá en Yucatán el médico sale de la universidad con la visión de volverse rico, de hacer dinero. Allá les dan una visión universitaria de servicio a la sociedad. ¿No sería necesario cambiar la orientación individualista de la carrera a una de solidaridad social más comprometida?

-En nuestra facultad al menos nosotros tenemos un eje transversal durante todos los años que el joven está en la licenciatura, que es relaciones humanas y humanismo, en el cual trabajamos fuertemente sensibilizando al alumno en que el médico es un profesional que brinda un servicio a la sociedad, indistintamente de las circunstancias económicas, del nivel socioeconómico del paciente, de si le pueden pagar o no le pueden pagar, de su religión, de su condición social,

Ahora el sistema de salud de Cuba, reconocido mundialmente sobre todo en lo que es prevención, en lo que es el primer nivel de atención, es evidentemente un gran éxito de la Revolución Cubana, pero no necesariamente significa que pueda traslaparse a otros países. En México vivimos en un país en desarrollo, en donde hay una población con un poder adquisitivo significativo, y hay una gran población que no tiene ese poder adquisitivo. Sin embargo, mucha gente que no tiene ese poder adquisitivo hace un esfuerzo de acudir a Mérida para consulta cuando se enferma. Entonces el modelo de salud cubano no necesariamente podría replicarse en una sociedad como la nuestra.

-¿Doctor, será que tal vez desde la primaria nos hace falta hacer más solidarios y menos individualistas a los niños para que cuando lleguen a la carrera tengan una visión más de servicio que de lucro, más solidaria hacia la sociedad?

-Correcto, ese es uno de los puntos importantes en los que tenemos que trabajar, y no solamente en ese aspecto hay que trabajar. Hay muchos aspectos, por ejemplo, que cuando nosotros recibimos a los chicos, chispas, casi tenemos que volver a darles clases de algunos temas que no tocaron o que no abordaron en su formación.

-¿Ética, valores?

-Por supuesto, ética, humanismo, valores, tenemos que trabajar mucho con ellos. Sí es una necesidad muy grande que tiene el país de contar con médicos mejor distribuidos, pero insisto, nosotros en la Facultad de Medicina de la UADY trabajamos mucho y en todos los años para hacerles ver a los jóvenes la importancia del servicio social, del servicio a la comunidad que el médico debe de prestar. Si en ese servicio médico además puedes ganar dinero para vivir dignamente, qué bueno, pero lo primero es ese sentir humanista de brindar el servicio a la sociedad.

Finalmente, el director de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Yucatán dijo que en las 3 licenciaturas, en pregrado, medicina, nutrición y rehabilitación, cuentan con alrededor de 1,550 alumnos, y si se suma a los de posgrado son más de 2 mil alumnos.

(Roberto López Méndez)