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Lorenzo Salas González

En el PRI, los primeros que se dieron cuenta del potencial destructor del modelo económico neoliberal fueron Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez de Navarrete y como unos diez más. Por eso se salieron de su partido.

Los interesados detractores de siempre dijeron que se iban porque no les tocó una candidatura. Las mezquindades acostumbradas, las que han sido desmentidas por las actuaciones de ellos con el correr de los años.

Una vez consumado el fraude de 1988, los mexicanos empezaron a darse cuenta de lo que era ese modelo económico que también fue llamado “el capitalismo salvaje”, el cual Carlos Salinas de Gortari aplicó con un salvajimo no conocido entonces, pues fueron aniquilados más de 600 opositores del PRD, a los cuales los actuales perredistas no les rinden homenaje alguno ni los mencionan.

El desmantelamiento del aparato productivo se fue haciendo lento pero continuo. Los integrantes de la iniciativa privada estaban felices. Varios cientos de empresas fueron prácticamente rematadas a los amigos del “Sr. Presidente”.

La acumulación de la riqueza se dio en un pequeño sector de la población y una enorme mayoría empezó a padecer el salvajismo del modelo. Por eso Salinas le agregó la palabra “social” y creó varios programas de atención a los que menos tienen, para evitar demandas violentas motivadas por las necesidades.

Sin resultados positivos para la población, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón siguieron los lineamientos del neoliberalismo, al que cada vez se le veía menos lo “social”, palabra que atenuaba la cruel y atroz explotación a obreros, campesinos y empleados de bajo nivel.

Enrique Peña Nieto llega al poder presidencial –después del consabido fraude– con la instrucción de aplicar totalmente el modelo neoliberal. De ahí que fueran más de cien las propuestas que integraban el Pacto por México, en el que participó el PRD, que se decía de izquierda. Un partido de esta orientación no firma un Pacto que contiene el despojo de la riqueza nacional y favorece la privatización de los medios de producción. Fue una traición que los trabajadores no le perdonaron al PRD y por eso está a punto de desaparecer, al igual que le está pasando al PRI.

El ciudadano ya sabe de la importancia de su voto y en el futuro cercano va a hacer a un lado a los que lo traicionaron. Por eso ahora los votantes están alertas de lo que sucede en el campo político, toman acuerdos, deciden por cuenta propia, aunque sus decisiones no coincidan con la dirigencia de MORENA. “Qué bueno que haya discusión”, dijo apenas ayer Andrés Manuel López Obrador.

Y es que el intercambio de información es intenso entre morenistas inscritos en las redes. Por ejemplo, con asombro, quien esto escribe consignó su opinión sobre un tema polémico y en menos de una hora ya tenía más de 11 mil comentarios a favor y en contra... del autor de estas líneas, no de López Obrador, quien aún tiene varios millones de seguidores en las redes sociales.

El neoliberalismo destructor pronto va a saber lo que es el ciudadano constructor… ¡va a implantar un nuevo régimen social y político para demostrar su poder y su compromiso con México!

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