Yucatán

Volar, un sueño humano largamente buscado

Ariel Avilés Marín ¡Volar, surcar los aires como un pájaro! Es un deseo profundo que ha movido la voluntad humana a través del tiempo, largamente. Este profundo deseo se ha visto reflejado en muchísimos mitos, relatos, leyendas y casi todos los géneros narrativos en las culturas humanas de las más diversas latitudes y épocas. Si tendemos la mirada a la Grecia clásica, Dédalo y su hijo Ícaro encarnan este sueño con una riqueza imaginativa sin igual. En América del Sur las culturas madres nos hablan de los hombres-pájaro llegando a las cumbres andinas. Mentes, de las más brillantes del género humano, como Leonardo Da Vinci, dedicaron esfuerzos a la invención y construcción de artefactos que hicieran posible este profundo deseo humano.

El General Manuel Ávila Camacho, en el año de 1943, declaró el 23 de octubre como el Día Nacional de la Aviación, y como digna conmemoración de esta efeméride, el Patronato Pro Historia Peninsular, ProHispen, nos obsequió el pasado martes con una amena y profundamente documentada charla de la Mtra. Sandra Fernanda López de la Portilla, sobre la historia de la aviación en México. La Mtra. Sandra posee la difícil cualidad de la amenidad, sencillez y soltura en sus exposiciones, por lo que mantuvo cautiva profundamente la atención del numeroso público que materialmente abarrotó el Auditorio José Díaz Bolio de la institución, incluso hubo gente parada. Por espacio de una hora y cuarenta y cinco minutos el respetable permaneció como hipnotizado ante la interesante información y las fascinantes fotografías que acompañaron a la charla.

La expositora informó en su alocución que la charla era el producto de amplia y profunda investigación en los archivos del Lic. Raúl Rosado Espínola, los cuales fueron adquiridos por ProHispén y están al alcance de quien quiera investigar en la materia. Señaló que el Lic. Rosado dedicó gran parte de su vida a reunir y ordenar este acervo, todo ello mientras se desempeñaba como técnico de radiotransmisión en el Aeropuerto de Mérida. “Fue un verdadero cronista de la aviación en Yucatán”, señaló Sandra. “Es un gran mérito reconstruir el pasado histórico a través de los archivos”.

La Mtra. López de la Portilla inicia su alocución señalando que: “¡Puedo! Fue el grito de batalla, el deseo que inspiró a quienes soñaron con volar en el pasado. Fue un deseo que inspiró a muchos hombres en diferentes épocas de la historia”. Señalo el ejemplo en nuestras culturas madre, como los Voladores de Papantla, que son mensajeros entre el dios del Sol y los hombres. De inmediato la concurrencia lanza una exclamación de admiración al proyectar la charlista la imagen de un antiguo mural: “Este mural está en Cacaxtla, Tlaxcala; si se observa detenidamente, por sus rasgos etnológicos, los hombres vestidos de pájaros, son mayas”, de inmediato proyecta otro: “Este es de cien años después, pero el sueño sigue siendo el mismo”.

“En el sueño de volar, a lo largo de la historia, se formaron siempre dos corrientes o tendencias; la iniciada por Arquímedes, que se fundamentaba en que, para volar, había que construir aparatos que pesaran menos que el aire. La otra tendencia, en la que encontramos a Da Vinci, creía en aparatos más pesados que el aire, pero una vez que estuvieran en el aire, lo esencial era sostenerse ahí”, señaló. “En el S. XVIII, se establece una verdadera competencia entre los más pesados y los menos pesados; van ganando la carrera los globos elevados con aire caliente, los primeros, los de los hermanos Mont Golfier”, declara.

La charlista explica que el globo de los Mont Golfier tenía su fuente de aire caliente fija en el suelo, se calentaba el aire, el globo se elevaba y navegaba sin control; como no tenía manera de conservar la temperatura del aire en su interior, poco a poco iba descendiendo en los lugares más inimaginables. Después viene el globo de Jean Pierre Blanchard, que fue la primera nave aérea con dirección; muy pronto realiza la hazaña de cruzar el Canal de la Mancha.

La dirección de la charla se encamina a lo sucedido en México. Señala el primer vuelo en globo en nuestro país en 1843, en Guadalajara, y es protagonizado por Benito León Acosta Rubí; en seguida vienen los famosos vuelos de los globos de Don Joaquín de la Cantolla y Rico, caballero que realizaba sus vuelos formalmente vestido de frac, con chistera y bastón; le acompañó Alberto Braniff, esto en 1863.

La plática se dirige a los pioneros en Yucatán. El primero, José María Flores, en 1845, que realiza un vuelo en globo que cruzó de la Ciudadela de San Benito al barrio de San Sebastián; viene luego Estanislao Manzanero, en los albores del S. XX, que realiza un vuelo desde el Circo Teatro Yucateco hasta la Penitenciaría Juárez. El impacto novedoso que los vuelos han causado en Mérida, se ve reflejado en el Carnaval de 1896, en el que se presenta un carro alegórico representando un globo. En 1910, Adolfo Becerril, realiza un vuelo por sobre toda la ciudad. Muy pronto se empiezan a presentar espectáculos aéreos, que eran verdaderos maromeros del aire, que hacían equilibrios y acrobacias en globos.

Sandra da un salto hacia atrás en el tiempo para hablar de los dirigibles. El primero construido por Henri Gliffard, en 1852; en México, en 1862, a sólo diez años, Don Joaquín de la Cantolla hace el suyo. El invento se va perfeccionando y en 1930 tenemos el Gran Zepelín. Viene entonces el U.S.S. Agro, gran dirigible que estalla en pleno vuelo sembrando la muerte. Después sucede la terrible tragedia del Hinderburg, que fue totalmente filmada, en 1937; en este percance sólo se salvan treinta y seis de los noventa y nueve pasajeros. En 1940, se prohíbe la fabricación de dirigibles.

¡Empiezan a surgir los aviones! Los primeros modelos se designaron como orniptópteros, porqué estaban inspirados en los pájaros. Surge el Avión III de Clement Arder, en 1843, Samuel Henson construye su avión plano. Louis Pierre Monillard, en un viaje a Egipto, observa cuidadosamente a los zopilotes y buitres y señala que no planean al volar; surge el planeador. Empiezan los aviones con motor, inspirado en el cometa tipo caja, los hermanos Wilbur y Orville Wright construyen su primer avión en diciembre de 1903; viene el avión de los hermanos Volssin, el de Louis Bleriot y el de Henri Forman, todos estos alrededor de 1909.

También en Yucatán van surgiendo constructores de aviones. El primero lo realiza un grupo de caballeros: Don Alfredo Robles Domínguez, los hermanos Lebrija, Juan Guillermo Villasana, los hermanos Aldosoro y participa también Alfredo Braniff, antiguo compañero de Cantolla. En 1910, en el barrio de Santa Ana, en la parte trasera de su farmacia, el Dr. Francisco Montalvo Castro, con ayuda de Don Gustavo Castaldi Beltrán, construyen un avión hecho de carrizo, alambre y papel, que no consigue volar, lo van perfeccionando y en 1911 lo jalan con un automóvil, se elevan, avanzan y luego caen. ¡El primer vuelo ya es una realidad!

La voluntad no ceja, se siguen haciendo otros aviones, todos originales, diseñados y construidos en Yucatán. El Dr. Montalvo Castro, en 1920, arma un Albatros siguiendo los planos de este modelo. Sandra nos proyecta una fotografía muy interesante, se trata de El Bici Avión, un artefacto en el que se combina una máquina de volar, con una bicicleta para impulsarlo. En la foto se ven dos hombres muy interesantes, uno de ellos con camiseta y delantal de cotín de algodón y el otro ataviado de mestizo.

Muy pronto se van poniendo en boga los espectáculos con aviones. En México los primeros se llevan a cabo aún bajo la presidencia de Porfirio Díaz, en 1911. Los presentan John Moisant, Roland Garros, René Simous, René Barrier y Joseph Seymour. La segunda exhibición también participa Moisant con Bleriot y De Perdussin Curter. Posteriormente se lleva a cabo otro espectáculo ya siendo Madero presidente, lo realizan George Dyatt y Patrick Hamilton, que invita al presidente a volar con él, Madero acepta y sube, fue el primer presidente en todo el mundo en participar en un vuelo de avión. Las primeras mujeres pilotos fueron Harriet Quimby y Matilde Moisant.

En 1912, en Yucatán, los empresarios Fernando y Gustavo Barbachano Bolio traen a Yucatán un espectáculo de aviones protagonizado por Dyatt y Hamilton que se presentaría en Progreso; se desata un mal tiempo; el primer día vuela sólo Dyatt, el segundo día se suspende el espectáculo con el consiguiente escándalo del público.

Muy pronto, los aviones van evolucionando a máquinas de guerra. En 1914 se suscita el primer combate aéreo en la Primera Guerra Mundial. El gobierno de Madero había adquirido seis aviones de combate, en 1915, Venustiano Carranza crea la Fuerza Aérea Mexicana. Ese mismo año, el Ejército Constitucionalista hace su entrada a Yucatán bajo el mando del General Salvador Alvarado; se levanta en armas el militar huertista Abel Ortiz Argumedo; Alvarado pide ayuda a la capital y es enviada la mitad de la Fuerza Aérea Mexicana, tres aviones de guerra surcan por vez primera el cielo de Yucatán. Un Morane Saulier, un Huntington y un Bleriart. Las naves sobrevuelan Blanca Flor, Poc Boc y Halachó. Jorge Ploffea es el primer piloto de guerra que sobrevuela Mérida, el 3 de abril de 1915.

Fernando Koyok Chi manifiesta su deseo de aprender a volar aviones de guerra, y el gobernador Carlos Castro Morales lo manda becado a México en 1919 y fue el primer piloto yucateco en la FAM que se retiró como capitán segundo, después de muchos años de servicio.

En el marco de la Segunda Guerra Mundial participa por México el inolvidable Escuadrón 201, en él hay tres yucatecos: El Subteniente Ramiro Bastarrachea Gamboa, el Capitán Ricardo Quintal Pinzón y el oficial Rosendiff Várguez Magaña. Participan en la Batalla de Filipinas en apoyo de las tropas al mando del General Douglas Mc Arthur, el 18 de noviembre de 1945. El Escuadrón 201 es declarado heroico por el presidente Ávila Camacho.

La aviación comercial se inicia en Yucatán en 1927, y sus pioneros son Delio Alonso Novelo y Javier Manzanero. En 1928 se construye el primer aeropuerto de Mérida. Ese mismo año, el 15 de octubre, se funda la Sociedad Aeronáutica de Yucatán y luego el Club Aéreo de Yucatán impulsado por el empresario Olegario Montes Molina.

Sandra dirige su charla a un personaje esencial de Yucatán en este campo: Alonso Garibaldi Baqueiro, popularmente conocido como “El Loco del Aire”. Piloto acrobático, hombre mosca que escaló la fachada de la Catedral de Mérida, que pasaba de un avión a otro en pleno vuelo. ¡Todo un personaje popular! En 1930 surge la primera mujer piloto de Yucatán, Celia García, que vuela en el avión Carta Clara. El 15 de abril de 1928 se inicia el servicio de Correo Aéreo de Mérida a la capital, y el 15 de octubre de ese mismo año, se inaugura la ruta aérea Mérida-Veracruz. En 1930 se establece la primera ruta con un destino extranjero, el vuelo Mérida-La Habana, por el avión Nachi Cocom, el primer avión trimotor.

El 31 de enero de 1932 se pone en el aire un nuevo aparato, el autogiro, bautizado como “La Cierva”, por haber sido patrocinado por un comerciante español dueño de un negocio llamado así. Este suceso está consignado en una placa de piedra en la esquina de las calles 64-A con 77, que conserva el nombre de “El Autogiro”. La interesante y amena plática de la Mtra. Sandra López de la Portilla llega a su fin, con la atención y la cerrada ovación del público.

Surgen las preguntas y comentarios. Se cuestiona sobre la presencia de uno de los pioneros de la aviación que se avecindó en Yucatán, el gran Francisco Sarabia. Una persona del público pone a disposición de ProHispén archivos y fotografías de este célebre personaje. Se hace referencia al gracioso verso que El Poeta del Crucero dedicó a este personaje: “El gran Francisco Sarabia, al cielo el vuelo alzó, / pasó sobre el Potomac… y pac!!!!!”, Las risas coronaron la referencia.

Salimos de ProHispén con el alma gozando del vuelo de los hombres, emulando el vuelo de las aves.