Yucatán

Textos apocalípticos no son para tener miedo sino esperanza

Como creyentes en Cristo, hay que leer bien las Sagradas Escrituras y entender que los hechos apocalípticos no se escribieron para que tengamos miedo sino para mantener firme nuestra esperanza en la gracia de Dios, dijo ayer el Obispo Auxiliar Pedro Mena Díaz durante la misa de confirmaciones que ofició en la iglesia catedral.

Insistió en que debemos mantenernos firmes y seguir cumpliendo la palabra del Señor, cueste lo que cueste, porque nosotros somos productos del amor de Dios y ese amor tiene que reflejarse en nuestro prójimo y así puede ser que haya frío, calor, terremotos, huracanes, pero lo que no puede faltarle al creyente, si tiene puesto su esperanza en el Señor, es el amor y la caridad, la caridad es el amor; eso es lo que se debe practicar cueste lo que cueste, porque para eso fuimos creados: para el amor y si se mantiene uno firme, practicando la caridad, no importa cuando vaya a ser el fin del mundo, porque hoy con toda claridad Jesucristo lo ha dicho: “El que se somete a la voluntad del Padre, será recompensado” y eso es maravilloso.

Al final del Evangelio hoy Jesucristo dice: “Ni el Hijo sabe el día ni la hora y se somete a la voluntad del Padre”. Siendo Jesucristo Dios se somete a la voluntad de su Padre; qué maravilla de hermano tenemos en Jesucristo que nos va acompañando y nos dice lo que hay que seguir practicando.

Por otra parte, el prelado señaló que a 15 días de terminar el año litúrgico, el próximo domingo se celebrará la fiesta de Cristo Rey del Universo, que recuerda el triunfo definitivo de Jesucristo.

—Esta fiesta de Cristo Rey al final del año litúrgico nos presenta estos textos que se llaman apocalípticos y en el que tienen unas figuras muy fuertes, descritas con un ambiente que cuando uno las lee con calma debe entrar a una especie como de preocupación y que muchas veces ha inspirado algunas personas a pensar de un modo así exacto como lo describe la palabra del Señor, como fue la llegada del año 2000, pero ¿Qué es lo que significa esta literatura apocalíptica?, ¿Con qué motivo fue escrita? La respuesta es que esas imágenes que se presentan y lo que escuchamos en la primera lectura del profeta Daniel como del Evangelio, son momentos de prueba, en momentos que el pueblo elegido de Dios estaba viviendo momentos difíciles y se hacían muchas preguntas, el pueblo de Dios y con Abraham liberado, siempre tuvo preocupaciones y cuando le sucedían en distintas situaciones, especialmente cuando venía de Egipto a la tierra prometida, tuvieron hambre, tuvieron sed, se rebelaron contra el Señor y pasaban distintas situaciones y el Señor siempre lo socorrió. Las profecías de Isaías fueron dichas cuando Egipto amenazaba fuertemente al pueblo de Israel y pensaban entonces que era el momento de la gran tribulación y que todo podría estar perdido; posiblemente fue escrito cuando hubo una invasión muy fuerte y destruyeron el templo de Jerusalén, y entonces toda la gente quedaba así como expectante cuando pasaban estas cosas, el pueblo podía perder la esperanza. Esa es la clave para entender estas lecturas apocalípticas que parecía que podían perder la esperanza, que podía llegar el momento de desesperación y volverse contra Dios y preguntarse ¿Dónde está Dios? Si en esas dos situaciones las lecturas solamente describiera esos momentos difíciles y aterradores con esas figuras podrían tener razón los que pensaban que no hay nada después de la muerte, pero en todas estas lecturas aparece siempre la esperanza en el Señor y en lo que va a venir; por eso a los que permanezcan fieles, el Señor los va a llamar, los que permanezcan fieles ante situaciones adversas, serán llamadas y serán llevadas hasta el reino; Jesucristo lo advirtió muchas veces y los que se mantengan fieles conservarán la vida; eso que nosotros pretendemos conservar la vida, la verdadera vida que Dios nos ha dado ya en este mundo para tener después vida plena en la otra vida.

Hoy también cuando vemos que nuestro mundo está plagado de muchos proyectos contra Dios, podemos llegar a desesperarnos, pero es importante recordar que no podemos perder las esperanzas en Dios.

El deseo de nuestro corazón es que todos nosotros los creyentes en el Señor, en especial estos jóvenes que hoy recibirán la confirmación, estemos firmes en que el Espíritu Santo vendrá de nuevo en nuestras vidas para guiarnos hacia el bien y el de nuestro prójimo.

(Víctor Lara Martínez)